APRENDIZAJE, RECUERDO



El aprendizaje en realidad es recuerdo. Recordar es ser conscientes de lo que ya somos y, en ese proceso, pasamos por cuatro fases básicas:

1. Ignoro (-) que ignoro (-). Igualdad de potencial, no hay movimiento, no hay corriente, estamos en el aula de la ignorancia. Ahí no somos seres humanos, ahí somos autómatas, sufrimos la vida, vamos a merced de los eventos y a merced del control que ejercen en nosotros los paradigmas externos. Esa es la rueda kármica, repetimos una y mil veces los antiguos errores porque no aprendemos sus mensajes, o simplemente porque los rechazamos y huimos de ellos, ya que no sabemos que el error es un maestro, un recordatorio. Aquí rige la inconsciencia. Pero un día me doy cuenta de que lo que considero error, me quiere decir algo. Escucho, le doy atención, aprendo de ello y me vuelvo humilde, entonces ya cambio de aula y entro en la segunda fase: darse cuenta.
2. Sé (+) que no sé (-). Diferencia de potencial, movimiento, aula del aprendiz, pongo consciencia y quiero recordar. Ahí soy un discípulo del alma, comprendo que el alma es mi maestro interior y da significado a todos los eventos, todo es significativo, soy un aprendiz. ¿Quién aprende o recuerda en mí? El alma, el alma es la que siente, la que mira, la que utiliza mi cuerpo, la que experimenta, esa es la paradoja, el alma es a la vez mi maestro y es lo que aprende en mí. De lo que primero nos damos cuenta es de nuestra ignorancia y eso nos hace humildes. Cada evento, cada circunstancia, cada persona es un maestro, todo adquiere un sentido, no hay nada superfluo si mantienes el corazón abierto, esa es la condición. Pero… ¿pasamos de aula?

3. Sé (+) que sé (+). Igualdad de potencial, ¿aula del sabio o del pseudosabio? Ésta es un aula peligrosa porque sabemos que sabemos. Al saber que sabes, corres el máximo riesgo de estrellarte o de que tu ego tome las riendas. Cuando soy consciente de mi saber y dejo que me invada el orgullo, estoy frenando mi desarrollo, es decir, debo aprender la técnica, integrarla y olvidarla, integrar la sabiduría en el corazón y pasar a la siguiente aula.
4. Sé (+) y olvido que sé (-). Diferencia de potencial, aprendizaje: el aula del olvido. El más grade de los aprendizajes es el olvido, el olvido de mí mismo, aprendo de Mí, para olvidarme de mí y me conecto al genuino maestro que es el alma, el alma siempre sabe qué hacer, yo me entrego. Entonces soy consciente de la guía del alma en las experiencias, termina el miedo, la inseguridad, la duda. Me dejo guiar, he aprendido, he recordado lo que Soy para olvidar lo que creía ser. Surge la genuina sabiduría. Sabiduría Cósmica e Intuitiva. Sé que sé y olvido que sé. Fluyo en la vida.
Si los que saben que saben no se olvidan de sí, se vuelven peligrosos para ellos mismos y para los demás, ya que al perder fluidez caen en la mayor trampa: el orgullo. Debes olvidar el poder para sentir tu Poder. Accedes al Poder cuando renuncias al poder.

El sendero del aprendizaje es un sendero de riesgo, de entregas y de renuncias. El tiempo siempre es presente y las situaciones imprevisibles, estás siempre en el vórtice del cambio ya que, si vives en una fase refractaria al cambio, vives en el pasado y retroalimentas constantemente las dificultades o sufrimientos del pasado.

Quizás escojas vivir en línea horizontal todo el tiempo y no avanzar, ese es tu libre albedrío y es respetable, o quizás escojas la línea vertical y decidas levantarte cada día hacia tu presente, siempre en el vórtice del cambio, asumiendo el riesgo de lanzarte al porvenir, pero gozando de ello.

Primero, los extremos del aprendizaje están muy separados. Vivimos ascensos más o menos largos y descensos en picado, nos hundimos literalmente, pero poco a poco somos más conscientes y esos extremos se van acercando, no es posible inspirar sin haber espirado, no es posible ascender sin haber caído, pero en el centro reconoces que los dos movimientos son maestros, son complementarios y ahora vives en un instante presente el ascenso y el descenso, gozando y aprendiendo auténticamente de los dos.

Sé feliz en cada paso que des, pero no intentes retener la felicidad. Si fluyes con la vida, la felicidad se te da en cada instante, se conquista cada segundo. Hemos venido a ser felices. No importa lo que vives, si no cómo lo vives,

EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu instante y céntrate en tu presente, la vida te reclama cada día más instantes de conciencia, de presente, de sentir tu cuerpo, de observar tu vida, de conocerte.
Busca estar en ti, en silencio. Observa tu postura, el latido de tu corazón, tus sensaciones, observa el fluir de tu respiración, respira profundamente con el diafragma, respiraciones profundas y conscientes, siente el movimiento del diafragma haciendo diez respiraciones con atención al inspirar, al cambio, al espirar y al cambio que te lleva a inspirar de nuevo.
Ahora deja que ya la respiración se realice de forma fluida y habitual en ti. Silénciate unos minutos, convertido en testigo de ti mismo, solo siente lo que surge.
Cuando decidas, puedes hacer una práctica de autoconocimiento. Ahora estás alineado coherentemente, momento para poder mirarte y hacerte preguntas, no esperes respuestas, solo deja ir la pregunta ¿en qué fase crees que estás? ¿Estás atento al recuerdo de lo que Eres? ¿Confías? ¿Te entregas?
En algún momento sentirás que llegan a ti indicadores de luz que disiparán tus dudas, pero debes estar alerta, ser consciente de lo que vives y experimentas sin juicios.
Respira, da las gracias y sigue en silencio unos momentos más, hasta que decidas salir lentamente de ésta práctica.

Trabajo grupal para los lunes 2 y 9 de mayo.

Muchas gracias por tu atención.