PAZ


¿En qué frecuencia vibramos? La dolorosa actualidad de los atentados de estos días (aunque en todo el planeta, la humanidad está en guerra consigo misma) nos hace pensar: ¿qué hay dentro de nosotros, para que eso se muestre afuera?
Estamos en una nueva Era, una gran energía entrante nos conduce al cambio, la Era del Plasma, la era de la Luz, del Amor,...pero, siendo que la entrada en ella es de forma individual, tú decides: o seguir anclado en la anterior, o el cambio hacia la Luz.
El viejo camino se derrumba (ya anunciado en profecías milenarias), los cuatro jinetes del apocalipsis (la política, la economía, la religión, la ciencia) creyendo que nos protegen, nos tienen amarrados. Pero gran parte de la humanidad prefiere seguir ahí, las luchas por el territorio, por el poder, por la economía, por la religión, por el control de la ciencia, de la tecnología y de la energía, etc. Entonces, no es extraño que veamos esos lamentables sucesos.
Una importantísima ley universal es la de reciprocidad: todo se corresponde con todo, por lo que, viendo lo de afuera, puedo saber lo que hay dentro.
¿Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo hablamos, qué hacemos? ¿Hay coherencia en nosotros? Visto lo visto, es evidente que no, pues si en nosotros rige la incoherencia, no podemos pretender que veamos coherencia en el mundo.

Después de estos actos, la gente se conmueve a favor de las consideradas “únicas víctimas”, sin comprender que no hay una sola clase de víctimas, sino dos: los agredidos y los agresores. Aceptemos pues nuestra parte de responsabilidad en todo esto. Los guiones los escribimos todos y unos cuantos los interpretan. Todos somos agredidos y agresores.
Si hacemos la analogía con nuestro cuerpo, podemos observar el planeta como un cuerpo físico con una (o varias) terrible enfermedad. Vamos a analizar qué podemos hacer: desde tomar la solución más drástica y agresiva (que sería amputar órganos, con lo cual mermarían nuestras capacidades); o envenenar nuestro organismo con alguna sustancia química para eliminar las células enfermas (con lo que también eliminaríamos las sanas); o decidir entrar en la nueva era y hacer un cambio radical en nosotros mismos, (“alcalinizar” nuestra propia frecuencia vibratoria, para no seguir ofreciendo un caldo de cultivo apto para el desarrollo de la enfermedad) y en este caso todo lo tóxico o se transforma, o se disuelve por sí solo, ya que no puede sobrevivir en un campo de frecuencia no afín a ello.
Sin duda, personalmente, me decidiría por la tercera opción: el cambio mental, emocional y físico. Podríamos valernos de esta nueva energía entrante y crear nuevos paradigmas de alta frecuencia, donde todo lo que vibrara por debajo no tuviera razón de ser. 

El Planeta está adquiriendo un nuevo nivel y los seres humanos estamos llamados a él. Vemos cómo multitudes se conmueven a partir de las tragedias, ¿Por qué no nos conmovemos antes? ¿Por qué no nos interesamos por sentirnos, por escucharnos, por nuestro compartir?
Conmoverse es "moverse con"; creamos con el sonido (la palabra), pero la palabra apasionada; desde el corazón, no desde la idea.
Deseas la paz, pero la reclamas desde la idea; la gritas desde el resentimiento o desde el dolor y el juicio, tomando partido, buscando culpables. Eso es lo que tenemos: las guerras.

¿Por qué no se manifiesta la Paz que deseamos? Porque quiero la paz afuera y dentro de mí no quiero mirar, no sea que descubra mi propio conflicto. La historia se repite desde que el mundo es mundo.
Sin embargo, ahora tenemos la gran oportunidad, lo sutil se concreta y rápidamente se plasma en hechos, todo se activa, pero se activa para bien o para ausencia de bien, tu decretas. El tiempo se ha cumplido, surge una nueva tierra.
Primero decide no luchar en contra de nada, y no solo un día al año (el día de la lucha en contra de… x) si no a cada instante, en cada instante de tu vida opta por ir a favor de….x. No en contra de la enfermedad, o de la guerra, o etc., si no a favor de la salud, o de la paz, o etc. Ese sería el primer paso. 
Y el segundo: alinearte, ser coherente contigo mismo y desde tu Ser interior; descubrir esa Paz que es inherente en ti, es tu estado natural, siempre ha estado, pero oculta por el ego.
Y tercero y último, cuando sientas en ti esa Paz, cuando sientas que esa Paz en ti te conmueve, entonces expande esa Paz a todo tu Ser, a todo tu entorno, a todas las circunstancias de tu vida, y expande la Paz al mundo.
Necesitamos dar pasos en otra dirección de la habitual hasta ahora, (metanoia, como alguna vez hemos dicho. Ahora no vale, el –cuando pueda, o... de vez en cuando, o... si tengo tiempo, o... no puedo dejar lo de siempre -, no. La vida marca una etapa y es ahora.
Observa tu vida, tu pensar, tus palabras, tus emociones y tus actos.
La Paz del mundo depende de todos, también de ti.

EJERCICIO PRÁCTICO:
Decide dar un paso en otra dirección, pero no desde el intelecto, si no desde la emoción, desde tu sentir, desde tu Ser.
Toma una postura de recogimiento, una postura física, emocional y mental.
Comienza haciendo respiraciones profundas, siente y observa tu respiración, hazla consciente (inspiración 6, retención 3, espiración 9, pausa 3).
Deja fluir tu respiración habitual y siente tu cuerpo relajado, tranquilo, las emociones en paz y tu mente calmada.
Cuando te sientas alineado y en coherencia, lleva tu atención al plexo solar y observa la paz que surge en ti, está atento, observa, siente la paz en ti.
Cuando el ego se hace a un lado, emerge la Presencia, emerge la sensación de paz interior, no dialogues con tu mente, sigue atento a tu sensación de paz.
Si no lo consigues, sigue intentando, ya que el único camino para conseguir paz externa, es generar y expandir tu propia paz interna.
Mediante la respiración impregnas de sensación de paz todo tu ser, tu entorno, tu vida, tu mundo, el mundo.
Después, silénciate unos momentos hasta que des por terminada la práctica.
Sigue cada día con tu práctica interior, todo empieza por uno mismo.

Muchas gracias por tu atención.

Trabajo grupal para los lunes 30 de noviembre y 14 de diciembre.