AMIGO TIGRE

 Edewaa Foster - iipixphotography.com
Muchas veces hemos hablado de los distintos espejos que nos encontramos en la vida para poder conocernos. Esa es la parte principal en nuestro camino: conocernos. Conocernos sinceramente, no para reprocharnos o culparnos, sino para tomar las riendas de nuestra vida. Vamos a comprender esto algo mejor.
 
Si miras tu cuerpo, ves unas manos, unos pies, gran parte de tu cuerpo, pero hay zonas que nunca podrás ver directamente: ¿puedes ver tu rostro? No, nunca ves tu cara ni tus ojos, no ves tu mirada si no es a través de un espejo. Pues, al igual que no podemos ver partes de nuestro cuerpo físico, tampoco podemos conocer gran parte de lo que esconde nuestro subconsciente y, sin embargo, dirige nuestra vida (se dice que en un 95%). ¿Qué es lo que se esconde ahí? Sobre todo nuestras creencias más absolutas y arraigadas, como grabadas a “fuego”. Sobre todo lo que tú crees como verdad, tu subconsciente te ofrece su concreción, y, para conocerte, te brinda espejos que te lo muestren.
En ese subconsciente hay programas y memorias procedentes de nuestra infancia, de nuestra vida más reciente, y de los miles de años de evolución humana. Por supuesto, hay muchas alegrías y bondades, pero esas no pesan porque están aceptadas y queridas, aunque no sean conscientes. También, y esos pesan muchísimo, hay programas de dolor y sufrimiento que buscan ser sanados. ¿Pero cómo lo hacemos si ni siquiera sabemos que existen?
Ahí está la ayuda de los espejos. Tengo que mirarme en el otro porque a veces, yo solo no puedo ver esa parte dolorosa. Habrá que observar, conocer y sanar ese sufrimiento reprimido.

Hay un cuerpo dolor (como dice EckhartTolle), que es como un tigre dentro de nosotros, que aprovecha cualquier ocasión para rugir o para depredar. Las ocasiones nos las brinda la vida a cada momento, y no creas que lo puedes detener. Imagina un tigre parado ante un semáforo rojo, imposible, para detenerlo tienes que encerrarlo. Tienes tres opciones: lo encierras, o lo dejas salir sin control, o lo conoces y creas para él un camino de salida.
Si lo encierras, te depredará a ti un día u otro. Si dejas que salga sin control, depredará a los demás. Pero si lo vas conociendo y aceptas su fuerza, podrás hacer que salga cómo y cuando tú quieras. Como nos enseña el Zen, el hombre se hace amigo de la bestia salvaje y al final ésta lo conduce pacíficamente a casa. Solo necesitaba comprensión, aceptación y Amor.
Esa energía es muy fuerte, está formada por años y años de represión emocional. A medida que por la propia evolución nos transformábamos en seres más sociales, íbamos reprimiendo el miedo, la ira, la cólera, los celos, el orgullo, los sentimientos de culpa, de desamor, de abandono, etc.
Es importante conocer lo que hay en cada uno, por supuesto sin culpas, pero sí responsablemente: sin reprimir esas emociones, ya que su fuerza nos destruye, pero tampoco dejarlas salir sin medida, ya que destroza a otros. Hazte amigo del tigre, acéptalo, sé consciente de él y canaliza esa fuerza, construye una salida controlada para el tigre, utiliza esa fuerza para el bien común, dirige esa energía bien canalizada hacia la correcta acción, conócete y escúchate. Da un sentido a esa fuerza y se hará tu amiga.

Para eso nos sirven los espejos. ¿Cómo me tratan? ¿Cómo reaccionan ante mí los demás? ¿Cómo es mi relación con mi prójimo? La propia expresión de su tigre interno me ayuda a entender lo que hay en mí, y así puedo yo conocer a mi tigre. 
También me ayuda observar mi propia reacción, ya que un tigre despierta al otro. ¿Cómo puedo saber si esa reacción o forma de ser del otro me refleja? Cuando sus acciones me afectan mucho (todo aquello que diríamos que no puedo soportar del otro) eso es lo que está en mi de una forma u otra, en una u otra polaridad. Si soy excesivamente estricto en algo, no puedo soportar la polaridad contraria. No es mejor una cosa que otra, ya que estar en un extremo es rechazar al otro, y deberíamos llegar a la integración, a la unión: ser como quiero ser sin rechazar lo contario.

EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu momento de práctica. Integra cada vez más ese instante en tu vida diaria, es la conexión con tu maestro interior.
Observa tu postura, mensajes de tu cuerpo, observa tu respiración. Haz respiraciones integrales con pequeñas pausas entre inspiración y espiración (inspiración 6, retención 3, espiración 9, pausa 3). 
Observa cómo te sientes respirando conscientemente.
Relaja todo tu cuerpo físico, agradeciendo su función. Aporta paz a tu cuerpo emocional y calma a tu mental. Estás alineado, estás en paz. Siente esa paz en ti.
Repite tres veces; YO SOY LA LUZ DEL ALMA, LA LUZ DEL ALMA SOY YO.
Ahora visualízate y reconócete: mira tu vida, mira tu actitud ante ella, mira la relación contigo mismo, mira la relación con el más próximo.
Observa todo esto y quizás comprendas cosas que hasta ahora te han pasado desapercibidas, pero sobre todo, no te culpes de nada, todo ha sido, es, y será como debe ser.
En el momento en que somos conscientes de algo, grabamos esa experiencia como verdad. Sin prisas, sin esfuerzos, solo cuando me doy cuenta puedo establecer un cambio evolutivo.
Vuelve tu atención al movimiento respiratorio, agradece y silénciate unos momentos hasta salir de la práctica.
Muchas gracias por tu atención.

Trabajo grupal para los lunes 2 y 9 de noviembre.