BASTA CON RESPIRAR


El alma necesita expresarse a través del cuerpo, tu forma es tal como debe ser. En algún punto anterior a la manifestación concreta, tu vibración determinó un patrón de ordenación que creó tu cuerpo físico tal como es; ese es el primer vínculo que debemos establecer para que el alma se exprese: conocer, sentir el cuerpo.

Pon atención a tu cuerpo, al más diminuto de tus órganos. Una enfermedad revela el olvido de alguna de sus partes y de sus diversos ritmos. El cuerpo se expresa en variados ritmos: el ritmo del corazón, el ritmo de los intestinos, el ritmo del sueño y la vigilia, el de la respiración...

El mayor ritmo es el de la respiración. Restaurar el vínculo con el cuerpo es recordar la respiración. Cuando pierdes contacto con el cuerpo, literalmente no respiras, ¿respiras? Cuando te atormentas, cuando pierdes la raíz, cuando pierdes conexión, te has olvidado de respirar. Vuelve a respirar, lleva el ancla de tu mente a la respiración, respira conscientemente. La respiración es la manifestación más total, más global, más elemental y más perfecta de la vida; es la sinfonía del universo en ti. Cuando respiras conscientemente te vuelves a anclar al mundo, es el mayor vínculo.
Recuperas todo tu potencial cuando te acuerdas de respirar.

Y ¿cómo puedes respirar? Respirando. Uno respira respirando. Uno vive viviendo. No respiras para otra cosa que no sea respirar.
La conciencia siempre es presente, estás en lo que haces. Camino caminando, como comiendo y respiro respirando.
No busques una finalidad. Tú eres en el hacer cuando eres consciente del hacer. Cuando respiras de forma consciente, entras sin pretenderlo en la pausa y entonces entras en ese territorio sagrado de la quietud y conquistas el centro, el presente. Por eso la respiración es una ciencia de sabiduría en todas las tradiciones.

Respirar para cualquier otro objetivo sin saber, es peligroso. Hay técnicas que llevan a determinada respiración para salir del cuerpo, o lo que se llama un renacimiento o un viaje astral y le puedo llamar conciencia trascendental, pero no es más que entrar en el mundo total de la ilusión. Tú no puedes hacer un renacimiento ni volverte espiritual en un fin de semana por decreto. Tú te vuelves espiritual si respiras segundo a segundo, día a día, si te amas y amas en todos los momentos, no simplemente porque tengas una técnica especial para volverte espiritual. Esas técnicas no existen. La vida es mucho más sencilla: es respirar siendo consciente de que respiras, entonces vives y suceden cosas milagrosas. Tu respiración se hace más lenta, no porque lo pretendas, si no porque no tienes prisa, estás donde tienes que estar, se termina tu impaciencia y tu irritabilidad, tu cerebro recibe esa orden, soy y estoy.

Se vuelven importantes las pausas y los ritmos en tu respiración. Todo tu cuerpo, tus órganos, tus células reciben sanación.

Haz de la vida una respiración. Eso es la meditación que te ayuda a salir de la turbulencia externa y entrar en tu paz interior. Pero esto no es una fábula, está a tu alcance, es respirar conscientemente, sentir profundamente ese ritmo en cada instante y no dejarlo solo para unos momentos del día. Es todo muy sencillo, cuando respiras puedes llevar un sentimiento de gratitud a todo tu cuerpo y el cuerpo expresa esa gratitud. ¿Qué pierdes si lo pruebas? Basta con respirar.



EJERCICIO PRÁCTICO:

Busca espacio y tiempo para tu práctica respiratoria. Quizás varios momentos al día, en que observes tu respiración.
Si puedes, realiza 21 respiraciones controladas: inspiración 6, retención 3, espiración 9, pausa 3. 
Después, deja que la respiración se realice en tu forma habitual, pero sigue observando y siendo consciente de tus sensaciones.
No te propongas conseguir nada, no analices nada, solo respira y escucha.
Tu respiración es una gratitud hacia ti mismo y hacia tu cuerpo.
Ámate, ama tu cuerpo tal como es, escucha sus distintos ritmos, escucha y respira. 
Silencio.

Esta es tu mejor técnica espiritual, el vínculo con tu cuerpo y con sus diversos ritmos y la conciencia de ellos sin ninguna expectativa, sin ningún juicio. Silénciate, solo respira.
Con la práctica trasladas tu atención a la respiración en cualquier momento de tu actividad y eso te hará sentir el presente.

Gracias por tu atención.

Trabajo grupal de los lunes 27 de abril y 4 de mayo