LA RICA HERENCIA

Ya hemos hablamos muchas veces de la aceptación plena de nosotros mismos y de nuestro origen, pero me gustaría matizar algo más.
Amarnos incondicionalmente implica que aceptemos al padre y a la madre de los que nacimos. Si no integro ese amor en mí, no me amo en todo lo que soy. Teóricamente ya lo sabemos, pero hay más ya que muchos aspectos de mi vida dependerán de cómo sea o haya sido la relación con mis padres.
En primer lugar, debemos agradecimiento al padre por la vida que nos dio; sin ningún juicio, sin ninguna amargura, sin ninguna queja. Así nos reconciliamos con la autoridad y restauramos esa autoridad en nuestro interior; ya no vamos en contra de lo que para nosotros podría suponer autoritarismo. En esa vida que recibimos del padre integramos, hombres y mujeres, el arquetipo masculino , cada cual en su medida.
También integramos al Uno, al Padre Origen, al Espíritu, a toda la Energía masculina Original en nosotros, en alineación con el hijo (la conciencia que vive en nosotros).
Al aceptar e integrar al padre físico, si eres hombre aprendes a ser padre, pero, igual en hombres o mujeres, esa vibración es necesaria para poder ejercer coherente y armónicamente todo lo que simboliza ese arquetipo masculino: dirigir, ordenar, etc. en su justa medida. Si te cuesta ejercer o aceptar la autoridad, repasa la relación con tu padre.

Después, desde el corazón, creamos un cauce de amor hacia la madre: el eterno femenino que está en nosotros; agradecemos a nuestra madre física la recepción y la gestación de esa semilla paterna, la vida que nos dio al darnos a luz, la madre que nos amamantó y nos dio su amor y su dolor. No hay juicios ni resentimientos, restauramos (seas hombre o mujer) el cauce de la generosidad, de la nutrición, de la intuición, honramos a la madre y a todo lo que simboliza ese arquetipo, honramos a la madre Tierra y todo lo que nos da, su fertilidad, su fecundidad y le damos ese abrazo interior de agradecimiento por la vida y los cuidados recibidos. Integramos la madre con el hijo; también esa unión nos permite vivir cualquier experiencia del arquetipo femenino en equilibrio y con plena conciencia: saber ser madre, saber cuidar, saber nutrir, etc. Repasa en ti ese arquetipo y la relación con tu madre.

Restablecemos la unión de padre/madre/hijo en nosotros, respetando y honrando el papel de cada uno en cada instante en nosotros, yin y yang en complementariedad y no en oposición.
Ahora padre y madre están eternamente unidos en nosotros y somos en conciencia (el hijo), testigos de esa unión. Las tres energías reunidas en nuestro corazón se iluminan, se purifican, se ha realizado la síntesis. Desde tu corazón te has consagrado a la vida y multiplicas la semilla, en agradecimiento a la vida que recibiste.

Tuviste el padre y la madre que necesitabas. Cada tierra fertiliza determinadas semillas, hay flores que solo brotan en tierras ácidas. Tu tierra no es ni mejor ni peor, tu tierra es única, tiene sus propiedades y admite determinadas semillas. De esa tierra y esa semilla naces tú y eres único, eres la flor que brota con el aroma que la humanidad necesita, necesita tu forma, tu color, tu perfume y no otro, aquí y ahora y mientras vivas.

No importa los juicios que pudieras haber establecido en relación a tu origen, no importa el cómo o el por qué de tu concepción, no importan las apariencias del mundo, no importa tu percepción ni tu creencia de cómo debieron de ser las cosas, lo único que da valor y sentido a tu vida es que des tu nota única bien afinada, que te ames y te aceptes tal como eres y no de otro modo y eso implica honrar la semilla y la tierra de la que brotaste.

Nuestros padres no son solo nuestros padres; nuestros padres son un río de conciencia que pasó a nosotros a través de todas las generaciones, esa es nuestra rica herencia, pero mientras la neguemos seremos miserables. 
No niegues nada, no rechaces nada, donde fue que naciste y de quién, fue lo más adecuado y justo para ti y para el mundo. Reconcíliate con tus padres , aunque hayan muerto, porque siguen existiendo en ti; así se concilian en ti los pares de opuestos y tu vida tiene sentido y adquiere valor.

EJERCICIO PRÁCTICO:
En estos días previos al solsticio, este tema se te revela como inicio de un nuevo renacer. Decide realizar esa unión de padre-madre-hijo y deshazte de viejas y rígidas creencias. Decide liberarte y liberar.
Toma conciencia de tu respiración, de tu calma interior (6 – 3 – 9 – 3).
Ahora visualiza a tu padre biológico ante ti, agradece la vida que te dio, los cuidados, agradece lo que compartió contigo, porque sea lo que sea ha sido la base de tu evolución, integra ese aspecto masculino y todo lo que para ti representa, déjalo en tu corazón.
Visualiza a tu madre, agradécele la vida que te dio, su amor y su dolor, los cuidados que te dio y lo que compartió contigo, sea lo que sea te ayuda a crecer, integra ese aspecto femenino en ti y lo que representa ese arquetipo, déjala en tu corazón.
Toma una inspiración profunda y siente esa síntesis en tu corazón, en tu conciencia padre-madre-hijo.
Todo ha sido y es adecuado y justo. Silencio.


Trabajo grupal de los lunes 15 y 22 de diciembre.

Muchas gracias por tu confianza.