SEGURA INCERTIDUMBRE

Cuando reconoces y aceptas tu forma más densa sin reservas, te sientes más seguro para conocer y canalizar tus emociones. Ahora debes reforzar ese espacio seguro donde expresarte, ya que es el punto de partida de tu autoafirmación. Debes confiar.

La seguridad se compone de confianza y de prudencia. Ni el imprudente, ni el desconfiado, pueden experimentar seguridad. Si no confiamos no hay buena relación humana, pero ¿confías en ti?, ese es el primer paso, confiar en mi mismo, en lo que brota de mi corazón.

La confianza es una fe profunda, que se enraíza y va más allá de cualquier creencia externa. Confiar en tu propia autoridad interior, te da seguridad en la relación humana de una forma prudente, así construyes tu templo interior. Ninguna emoción puede perturbarte si nace del centro de un territorio interior seguro, confiado y prudente, entonces es autentica, nace de ti como sujeto, porque si en la relación somos objeto, desarrollamos dependencia y no somos dueños de nuestras emociones. Podemos experimentar ira, pero esta puede ser santa si nace de mi confianza interior, si nace de mi seguridad.

La seguridad no es certidumbre, la seguridad es aceptación total de la incertidumbre, aceptación total del vacío, que cual paradoja, es plenitud. Experimentas plenitud cuando haces el vacío, el vacío es claridad, el vacío es eminentemente luminoso, ves claro cuando has eliminado todo el ruido, todas las sombras externas. Si aceptas el vacío, si aceptas la incertidumbre, aceptas el presente y estás en tu centro, solo en presente experimentas seguridad.

Te sientes seguro, no porque controles la corriente de tus emociones, si no porque has aceptado el cambio permanente y la incertidumbre.
No quieras controlar nada, ese control te lleva a la negación o a la represión, todo se resuelve cuando, en lugar de controlar la corriente, te conviertes en ella.

Discurre por tus emociones, porque cuando te resistas a ellas, no las podrás canalizar y crearas represión. Si estás en tu centro, no te sorprenderán, no se desbordarán, no te poseerán, estás en presente y ahora, en coherencia con tu físico denso.

Es como un carruaje: la carroza (físico) se tiene que enganchar al caballo (emocional), si no la carroza no camina y el caballo se desboca.
Ese es el drama de nuestra vida, que el caballo y la carroza no están unidos; se tratan las emociones por un lado y el cuerpo físico por otro y, además, nos olvidamos del cochero (sentido, dirección) o no confiamos en él.

Nos sentimos seguros en la permanente incertidumbre, cuando dejamos que el cochero guíe el caballo y la carroza lo siga, el carruaje se desliza seguro por la vida.

La conciencia crea en nosotros varios territorios de distinta frecuencia y nuestra misión es alinearlos y unirlos.
Sin esa unión, el emocional arrastra al físico y lo destroza, eso origina muchas de nuestras enfermedades y debemos paliar esa fricción, pero no negando o reprimiendo emociones, todas son puras, aunque a veces las convertimos en destructivas, las emociones son esenciales y son una estrategia de aprendizaje, sentir la emoción que arde en mi estomago o que endurece mis articulaciones o que duele en mi cabeza, ¿Qué pensamiento reiterativo hay detrás? ¿Qué resistencia?
¿Qué rígida creencia?

EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu instante, no por deber o por expectativa, si no por estar, por ser.
Respira profundamente, déjate ir, acéptate y acepta, esto es lo que es.
Realiza una respiraciones controladas unos minutos, inspiración 6, retención 3, exhalación 9, pausa 3.
Crea un espacio seguro dentro de ti y visualízate sintiendo alguna de las emociones más habituales en ti, las emociones fluyen sin reprimirse y sin desbocarse si no te aferras a tus creencias.
Has aceptado plenamente la incertidumbre de tu vida y paradójicamente te sientes seguro. Se han diluido los ruidos. Todo fluye armónicamente.
Te sientes en paz. Quédate en silencio y da las gracias. 

Trabajo grupal de los lunes 27 de octubre y 3 de noviembre.

Muchas gracias por confiar.