YOGA

Cuando ocupas tu lugar, todo en tu entorno se mueve hacia su lugar. En nuestro aprendizaje debemos saber que un movimiento nuestro genera movimientos en los que nos rodean, que cada cosa que pasa es lo mejor que nos puede pasar.

Sentimos que queremos encontrar al “Maestro” y, sin embargo, no lo reconocemos, ya que esquivamos la vida a cada instante. Cada situación es una lección y cuando la aprendes estás en tu centro, estás en tu lugar, has encontrado al Maestro.
Estar en tu centro es estar alienado, es estar permanentemente en un punto de partida para vivir intensamente las lecciones de la vida en presente, sin perder el centro.

En nuestra evolución como especie la primera expansión de la conciencia se dio en la Época Lémur, simbolizada en la primera infancia hasta los siete años. Se desarrolló la consciencia del propio cuerpo físico y la conciencia de sus necesidades y de sus ritmos.

Después, como en la segunda infancia de los siete a los catorce años, en la Época Atlante, se desarrolla la consciencia del cuerpo etérico/energético, de los chakras, y se efectúa la transición hacia el cuerpo emocional. Así como una planta se alinea hacia la luz, así alineamos nuestro cuerpo emocional, tomando conciencia de nuestros deseos o apegos y transformándolos en vocación o en aspiración.
Nuestro cuerpo emocional es el que nos cuesta más de alinear, por eso en la civilización Atlante se perdió (y todavía sigue perdida) gran fuerza energética en lo que se ha llamado bajo astral (estados de baja vibración emocional, confusión). El cuerpo emocional es generador de muchos problemas de salud y de gran parte de obstáculos hacia la espiritualidad.

Después, de los catorce a los veintiún años accedemos al completo desarrollo de nuestro cuerpo mental y podemos alinearlo y sentir nuestro centro físico-emocional-mental. Es esta Era la que nos lleva a una nueva expansión de conciencia, a esa alineación de nuestro cuerpo mental concreto con el abstracto (mental superior); lo que ocurre es que la gran mayoría escoge quedarse en el mental concreto, sin decidirse a profundizar mas allá y acceder al nivel abstracto, a la conexión con el Yo Superior o Alma.

Todo tiene dos polaridades y estar en conexión con el Alma o Ángel Solar no significa que no puedas vivir una vida plena en el nivel personal; si no al contrario: se elimina el ruido, pero queda la paz. Un árbol necesita de sus buenas raíces (Eros), para que a través del tronco (Ego), sus ramas crezcan hacia la luz (Logos).  
Ese es el momento del Yoga. Alineación de Eros, Ego y Logos. Ego es el nexo de unión, no es egoísmo o egocentrismo.
El Yoga no es una religión ni una moda oriental, es una propuesta de todas las escuelas de sabiduría. La Unión, la alineación de todos nuestros cuerpos para lograr ser el ser humano completo, el acceso al nivel del alma.
Esa es la verdadera humanidad: la sincronización de la propia personalidad y la sincronización de la personalidad con el alma. Entonces descubres al Maestro interior, lo escuchas y lo sientes en cada experiencia, sin culpas, pero aceptando con responsabilidad que eres el único artífice de tu realidad.
Te entregas a la guía del Alma y sigues el cauce de la vida con plena conciencia, sin ser victima de la corriente, ya que eres la propia corriente.
El Alma traduce a nuestro nivel la información del Espíritu.
Esa es la autentica sanación: no importa la enfermedad o la muerte, estamos sanados cuando estamos alineados, cuando en nuestra expansión de conciencia nos sentimos en Yoga con nuestro Yo Superior.

EJERCICIO PRÁCTICO:
Aquiétate y silénciate.
Pon atención a tu práctica meditativa, relájate y ve mas allá de la relajación.
Ayúdate de la respiración consciente durante diez minutos: 6 – 3 – 9 – 3.
Ahora, toma una inspiración profunda y haz una mirada global a tu cuerpo: físico, atento a sus ritmos, corazón, cerebro, intestinos, respiración, cuando aceptas y agradeces tu cuerpo, fluye la energía armónicamente.
Estate atento a tus sensaciones, emociones.
Paz mental, en calma: alineación.
Siente en tu corazón la conexión con la luz del alma.
YO SOY LA LUZ DEL ALMA, desde mi luz veo tu luz, somos Uno en la luz. Siente esta unión.
Repite esta frase unos minutos sin ninguna expectativa, sin ninguna búsqueda. Silencio.

Gracias por tu atención.

Trabajo grupal de los lunes 19 y 26 de mayo.