ORIGEN

Lo que Es, el Todo, el Centro Perfecto, Dios Padre-Madre, el Origen de toda Causa.
Un día partes de Ese Todo le pidieron concretarse en una de sus multidimensiones, impulsadas éstas por un gran fuego interno, deseo de experiencia.
El Padre-Madre Cósmico les dijo que en esa dimensión elegida les esperaba dolor y sufrimiento, pero tanto insistieron, tal era su deseo de experimentar esa vibración (“el árbol de la ciencia del bien y del mal”), que, respetando su libre albedrío, les dejo ir no sin antes proveerles de la forma y vibración afín a esa dimensión: los cinco sentidos básicos y de un sexto sentido dentro de sí.

El Todo no tiene alternativa, todo se desarrolla en el seno del Todo.
Estas formas, ya materializadas y concretadas en esa dimensión, se vieron y se descubrieron a sí mismos; se relacionaron, descubriendo el sexo se reprodujeron y comenzaron a experimentar el placer y el dolor, la dualidad propia de dicha dimensión.

Las primeras generaciones sabían que procedían del Centro Perfecto y que Éste seguía en su interior. Eran respetuosas y agradecidas con esa naturaleza recién descubierta, con todos sus reinos y con sus elementos. Pero el razonamiento empezó a evolucionar y pensaron en esa primera elección, sintieron culpa por haberla escogido: la aparente separación de su Padre-Madre Original les hizo creer en ella, se sintieron no merecedores de lo que etiquetaron como bueno y sintieron miedo a las posibles represalias del Centro Perfecto.

Poco a poco establecieron más y más vínculos con la materia y con la creencia en la separación, poniéndose nombres a ellos mismos y a todo lo que veían y vivían, determinando como bueno lo que les daba placer y como malo lo que les causaba dolor. Se identificaron tanto que creyeron que eran ese nombre, esa forma, ese rol, y se fueron olvidando de su Origen Perfecto.

La culpa, el no merecimiento y el miedo se impregnaron en su código interno y se transmitieron de generación en generación.
Samsara, así le llaman en el budismo a este sucesivo ciclo de reencarnaciones, sin saber quien somos, olvidados de que somos Dioses, de que el Todo es un Holograma Cuántico que contiene todas las partes y de que en cada parte sigue invulnerable ese Todo.
De esta forma, ese condicionamiento básico de culpa, de no merecimiento y de miedo ha ido generando programas colectivos e individuales en nuestras propias sagas familiares y, sin tener conciencia de ello, vamos siguiendo y viviendo esos programas que nos llevan a crear realidades de conflicto hasta que “alguien” se haga consciente de ellos y los repare, los acepte, los ilumine y los desprograme, los integre y así los desactive sin juicios.
Toda experiencia siempre es acorde con nuestro nivel de conciencia.


EJERCICIO PRÁCTICO:
Entra dentro de ti. Date tu espacio, tu tiempo, no hay nada más importante, obsérvate y observa tu respiración.
Inspiración, retención, espiración, pausa (6 – 3 – 9 – 3), durante diez minutos.
¿Qué sensación te produce la palabra culpa? ¿De qué te culpas?
¿Llega a ti una sensación o una imagen? Observa.
¿Te crees no merecedor/a de la abundancia? Observa.
¿Qué es lo que temes? Observa:
Ahora, toma una inspiración profunda y visualiza ante ti una llama violeta donde ves que las sensaciones o imágenes asociadas a la culpa, el no merecimiento y el miedo, desaparecen en esa llama purificadora, mientras dices:"ordeno, de acuerdo al Orden y Bien Universal y de mi mismo/a, que se desactive en mi de forma inmediata y permanente cualquier programa generador de culpa, de no merecimiento y de miedo, me libero y doy gracias."

Trabajo grupal para los lunes 24  de Febrero y 3 de Marzo.

Muchas gracias por tu atención.