PROGRAMAS DEL CLAN

Todos pertenecemos a una saga familiar, un clan al que nos sentimos ligados por el amor, aunque a veces es por un amor ciego, conscientemente, o , a veces, solo desde el inconsciente.
Llevamos programas que heredamos desde la tercera o cuarta generación, toda clase de programas: satisfactorios o duros; programas que no sabemos identificar, ya que rigen desde el inconsciente.
Las “cargas” o registros de información pueden ser más o menos fuertes dependiendo desde donde estén generadas: 50% del padre o de la madre, 25% de cada uno de los cuatro abuelos, 12,5% de cada uno de los ocho bisabuelos, 6,25% de cada uno de los dieciséis tatarabuelos, 3.12% de cada uno de los treinta y dos trastatarabuelos, y 1,56% de cada uno de los sesenta y cuatro pentabuelos. Éstas últimas, si es que las hay, generalmente pesan ya muy poco, y se pierden en el inconsciente colectivo de la especie.
A veces vivimos situaciones que sentimos que no son nuestras, pero las sufrimos.
Los programas no son buenos ni malos, los programas son información que llega a nosotros. Esto no es para hacernos sufrir (solo la creencia en el sufrimiento, determina el sufrimiento), sino para reparar, aceptar, perdonar o esclarecer alguna situación de falta de amor coherente. En este caso, el inconsciente del clan va transmitiendo la información para que salga a la luz, hasta que “alguien” de esa familia la desprograme o desaprenda si es que es una programación de limitación, de dolor o sufrimiento. Los programas de coherencia y bienestar, que los hay y muchos, ya están aceptados, la energía fluye sin trabas, pero estamos haciendo referencia a los “no dichos”: secretos de identidad, personas rechazadas o excluidas, mentiras, maltratos, violencia, todo sufrimiento no integrado, no perdonado.
La vida a través del inconsciente familiar intenta sanar, integrar y reparar cualquier situación dolorosa y así sanar a todos los componentes del clan.
Si muere alguien dejando algo por resolver o con creencias de sufrimiento por cualquier causa, la vida transmitirá por medio del inconsciente familiar un programa que pide ser sanado y algún descendiente nacerá con la capacidad de poderlo sanar, por lo que heredará ese programa.
El Universo no te pide nada que tú no tengas la disponibilidad y/o capacidad de acción para ello. Todo siempre es para bien.
¿Cómo podemos saber si nuestro dolor o sufrimiento es debido a los programas que llevamos?
Observando nuestra vida: las creencias separativas, los juicios, las incoherencias de los – no quiero, pero debo –,  todo lo que nos lleva a atraer las situaciones de dolor que vivimos, los mensajes del cuerpo, los síntomas de alguna enfermedad y cuándo aparecieron...
En fin, tenemos recursos si nos escuchamos y sabemos que todo lo que vivimos es nuestra creación. Podemos investigar nuestro árbol transgeneracional y estudiar fechas de nacimientos y concepciones, relacionadas con nuestros colaterales y antepasados. Si vamos con mente abierta, sin juicios y sin miedos, podemos hacer descubrimientos importantes que nos ayuden a comprender nuestro aquí y ahora, integrarlo y sanarlo.
Por supuesto que hay ahora muchos estudios del tema y muchos terapeutas que ayudan, pero hoy mi propuesta es nuestro propio trabajo interior y sanador.
Como dice "Un curso de milagros" (U.C.D.M.):  "Solo tú puedes privarte a ti mismo de algo" y "La culpa tiene que ser des-hecha, no verse en otra parte", por tanto no busques culpa en algún programa heredado, pero debes actuar desde tu corazón y coherencia, hacer las cosas porque quieres, porque sientes, y no porque debes o piensas.
 
EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu instante, facilita tu encuentro contigo mismo. 
Decide y actúa desde tu coherencia.
Observa tu cuerpo, tu postura, tu respiración... observa tu respiración unos 10 minutos en tranquilidad física, paz emocional y calma mental.
Ahora, puede ser que conozcas algún hecho familiar que te produzca dolor o sufrimiento, o quizás no sepas o no lo manifiestes en ti.
No importa, el trabajo es similar.
Toma una inspiración profunda y, al exhalar, relájate profundamente.
Como si de una foto se tratara, trae a tu mente una visualización familiar, observa... quizás sientes alguna sensación, identifica la emoción y de dónde surge, date tiempo, observa.
Ahora, pon toda tu atención en la intención que te guía: ubicar, sanar, ordenar, aceptar, amar.
Ordeno, de acuerdo al Orden y Bien Universal.
De acuerdo al orden y bien de mi mismo y de toda mi saga familiar, antepasados y descendientes.
Se produce y se establece en mi y en todo mi linaje anterior y posterior a mi, de forma inmediata y permanente, la aceptación, disolución, integración y armonización de TODOS los programas separativos, generadores de dolor y sufrimiento (incide en lo que tu sepas).
Aquí y ahora entrego a la Divina Esencia (nombre de tu creencia) pensamientos y creencias erróneas de todo el clan que llevan a juicios condenatorios.
Ahora y siempre el Amor nos impregna, toda energía de coherencia fluye sin barreras y todo es ordenado y ubicado en su espacio/tiempo, libre de dolor y sufrimiento. Está hecho, está conseguido. De forma adecuada y bajo la Gracia del Espíritu.
Así es, y es y será por siempre.
Queda en silencio.
 
Puedes repetir este ejercicio siempre que lo sientas.
 
Trabajaremos este tema los lunes 18 y 25 de noviembre 2013.
 
Muchas gracias por tu confianza.