¿EN QUÉ MUNDO VIVES?


A mediados del siglo pasado, teorías científicas decían que el Universo tendía hacia su propia destrucción; unos años más tarde, también desde la ciencia, se demostró que eso solo ocurría en el Universo "inerte" (piedra, mineral, etc.) y que los organismos abiertos tendían cada vez a mayor complejidad.
Los seres vivos somos estructuras abiertas y la propia evolución nos lleva a mayor complejidad. El núcleo de nuestras células ya dispone de esa información, todo el Universo viviente va en esa dirección, pero debemos disponer  de una frecuencia vibratoria de adaptación o “pereceremos en el intento”. La tendencia es a la complejidad, hacia la conciencia de Unidad. Los físicos y metafísicos van en la misma dirección.
Como estructuras abiertas que somos, cada vez damos y recibimos más información: continuamente nos estamos relacionando con el mundo, con el colectivo, con la familia, con la pareja o los que viven en casa, también con nosotros mismos, con nuestra forma de ser, con los objetos, con los animales, incluso con nuestro silencio o nuestra soledad,  intercambiamos información y emitimos juicios, aceptando o rechazando, de esta forma desde una causa externa (información del entorno), qué nos gusta o no (juicios, aceptación o rechazo) creamos en nosotros un efecto latente, que sumado a nuestra identificación egóica (cuerpo-mente), crea nuestra realidad, viviendo así nuestras experiencias en diferentes niveles o mundos, según nuestras decisiones, reacciones o respuestas a lo que nos acontece.
Desde la tradición budista, se habla de los 3.000 (como infinitud) mundos en que vivimos, desde el "infierno", hasta el Reino Celestial, ¿en qué mundo vivimos?.
La ciencia nos habla de los diferentes planos de conciencia, como ondas de radio que se entrecruzan en el espacio.
Estos 3.000 mundos están disponibles en nosotros cada instante de nuestra vida.
Para mejor comprensión, Nichiren Daishonin, (Buda del ultimo día de la Ley, 1222 - 1282,), concretó esta infinidad de mundos, en 10 estados, todos ellos existentes potencialmente, en nuestro vivir cotidiano;
1-- Infierno -- dolor, sufrimiento sin fin, desesperanza, impulso hacia la autodestrucción.
2-- Hambre -- deseo permanente, insaciable, ansiedad, hambre de algo jamas satisfecha, codicia.
3-- Animalidad -- instinto, lucha por la supervivencia, objetivo: necesidades básicas satisfechas.
4-- Enojo. Ira- odio, animosidad, envidia, agresividad, soberbia, perversidad, mala intención.
5-- Humanidad -- calma, paz, estado natural del ser humano, todo sigue su curso sin grandes inquietudes o búsquedas.
6—Exaltación – excesos en: alegría de vivir, sensación de vida plena, feliz, júbilo, deseos satisfechos, pero todo es fugaz.
7-- Aprendizaje — mirada al interior, deseo de transformación, búsqueda del sentido de la vida, conexión intuitiva.
8-- Comprensión --- sabiduría alcanzada por la experiencia directa.
9--Iluminación. --- naturaleza de Bodhisattva,  actitud altruista de ayuda a los demás.
10-- Estado de Buda — Conciencia de Totalidad. Uno con Dios.
La mayoría de la humanidad, se mueve entre los seis primeros estados, entrando y saliendo de cada uno de ellos frecuentemente, hasta que nuestra propia tendencia hacia la complejidad, nos hace comenzar a despertar y empezamos a transitar por el;
-7- Aprendizaje, este nos lleva a descubrir intuiciones y revelaciones, pero para comprenderlas, debemos vivir las experiencias e integrarlas desde el corazón y así realizar el Ser con plena Conciencia de ello.
Desde nuestras decisiones y juicios presentes, se determina el "camino de fase" que nos lleva a uno u otro estado.
Como ya dijimos al principio, una causa externa que yo juzgo, crea en mi un  efecto latente que sumado a mis creencias, mis tradiciones, mis roles, todo con lo que me identifico, mi ego, y ademas, los roles colectivos, repito patrones de conducta, perpetuo el sufrimiento que ha vivido la humanidad desde siempre y eso me lleva a vivir en el mundo escogido, estos mundos o estados son latencias , potencialidades, que están en todo ser humano a punto de manifestarse, según el camino de fase emprendido.

EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu instante de reflexión interna, mira tu postura, agradece a tu cuerpo… a tus células….
Siente el aire entrar y salir por tu nariz, céntrate en alineación física-emocional-mental. Instantes de silencio.
Ahora visualiza tus reacciones ante los hechos que se te presentan.
Observa, tú decides reaccionar de esta forma, quizás…. juzgando, aceptando o rechazando?
El hecho en sí, no es importante, lo que determina tu frecuencia de vibración, es tu reacción y eso establece el “camino de fase”, que te catapulta inexorablemente al mundo escogido.
Toma una inspiración profunda, espira y relájate….  Silencio.


Practica el silencio meditativo y poco a poco, vivirás en mundos más gozosos, sin dejar de estar en este.
Así traes el cielo a la tierra, lo vives en ti y lo expandes a los demás.

Gracias por tu confianza.