AMAR XII: EL NO MERECIMIENTO


Otra de las limitaciones del ser humano es sentir, en lo más profundo de sí, la no adecuación, el no merecimiento, la sensación de no ser válido tal como soy, de no sentirme amado, no sentirme ubicado, no saber cuál es mi lugar, de sentirme indigno, etc. De esta forma, convierto mi vida en la búsqueda constante de la perfección de mi mismo, ya que tal como soy no me siento aceptado o amado y, por lo tanto, genero en mí una sensación de falta de autoestima y, a su vez, el sufrimiento correspondiente.
Esta sensación está tan arraigada en nosotros que hace que no nos sintamos merecedores de lo que consideramos bueno, no nos damos permiso para vivir un  presente (regalo) de alegría y amor por temor a lo que tendremos que pagar por esa felicidad en un futuro; en nuestra mente no cabe que podamos disfrutar del “paraíso” en la tierra, esto también forma parte de un programa instalado en nuestra mente y reforzado por el poder religioso ("...ganarás el pan..., ...parirás con dolor..".) debes ganarte la vida  (ganarte el cielo). Entre tanto, estamos a merced del poder de turno.
Se nos ha dicho que nos tenemos que “ganar” la felicidad con determinadas acciones, ya que tal como somos no somos merecedores de ella y así transformamos nuestra vida en un autentico sacrificio, en lugar de vivirla como lo que es, un “sacro-oficio” (acción sagrada).
Pregúntate… si abres un baúl en que el 90% es riqueza y alegría, ¿por qué crees que escoges el 10% de carencia y dolor restante?
Cancela esa programación de sufrimiento: solo por el hecho de nacer, ya eres merecedor de la vida y de toda la felicidad que ésta te ofrezca.
Tal como eres, donde estas y en lo que haces, eres la expresión de la partícula emanada de la Divina Onda, por lo tanto manifestación de Amor Puro.  
La formula para cancelar ese programa, como en todo, necesita de la ayuda de los demás.
¿Deseo sentirme válido, amado y digno tal como soy? Realizo prácticas de Amor incondicional, ¿con quien?, con los demás.
El Mercader te proporcionara la semilla para que la plantes dentro de ti y consigas el fruto, la vida pondrá ante ti ocasiones para trabajar.
En general, el amor que practicamos es una emoción egocéntrica: amo lo que me beneficia, "amo lo mío"; ese amor es un amor limitado y además condicionado: "amo lo mío y a los míos, siempre y cuando cumplan mis expectativas, o reúnan ciertas condiciones". De esta forma intentamos que cambien los demás, sin darnos cuenta de que ellos (igual que nosotros), en su nivel vibracional, son perfectos tal como son, están ahí (y esa es la clave), no para que los cambiemos a ellos sino para que cambiemos nosotros, para ayudarnos a que  los amemos tal como son, sin cambios.
Es entonces cuando te sentirás amado, digno y merecedor de todo lo bueno. 
La vida pondrá ante ti personas que puedas considerar que no se ajustan a tus principios, creencias o códigos internos, personas que quizás crees menos válidas o indignas de merecer Amor, pero no hay un solo ser humano que no sea merecedor de Amor, haga lo que haga, o diga lo que diga, todo se debe a diversas consignas y creencias mentales; la mayoría de veces, esas personas son nuestros mejores maestros, nos ayudan a conocernos, a hacer las prácticas de Amar y a que fructifique el Amor en nosotros.
Algún día sentirás que siempre has sido y eres merecedor de todo lo bueno y lo bello de la vida, ¿cuándo?, cuando cambies tu creencia y veas ese merecimiento en todo y en todos.
Entonces la semilla dará su fruto.

EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu momento, tu espacio, escúchate, obsérvate, mira tu postura, tu respiración, entra en esa alineación mágica física-emocional-mental….Silénciate unos momentos.
Visualízate y haz un examen mental:
¿Crees que no puedes disfrutar de lo bello de la vida?
¿Crees que si lo disfrutas, deberás pagar por ello?
¿Crees que eres merecedor de riqueza y abundancia?
¿Vives la vida como un sacrificio o como un sacro-oficio?
Con estas preguntas o similares, observa las sensaciones de tu plexo solar, ¿expansión o contracción? La respuesta siempre esta en ti, después actúa en consecuencia. Silénciate durante unos minutos.

Este ejercicio genera un gran autoconocimiento.

Muchas gracias por tu confianza.