AMAR VIII: Y...LA VIOLENCIA?


Quizás sea una de las realidades en que más nos cueste poner en práctica el Amar.
La violencia no se justifica en ningún caso, ni siquiera (o menos todavía) con la “razón”.
La violencia es destrucción, desunión, es desamor; la única violencia que nos podríamos permitir sería decir NO, amando la forma de decir NO.
Sin embargo, no es fácil erradicar la violencia de nuestra vida y muchas veces entramos en conflicto.
La violencia es engañosa: a veces aparece como la única respuesta, aparenta ser justa haciéndonos creer que quizás alguien en algún momento la pudiera merecer, pero no es así, nadie merece ser violentado, por negativas que nos parezcan sus acciones.
Recuerda que si llega violencia a tu vida, ha sido por tu propia elección anterior, de la que seguramente eres inconsciente. Es duro decir esto, ya que casi cada día llega a nosotros alguna noticia de violencia doméstica, pero es así: si yo no me valoro, o me maltrato en algún sentido, alguien aparecerá para concretar esa creencia que yo tengo de mi mismo; debo elevar mi vibración, quizás en el punto más crucial deba alejarme físicamente del agresor, pero tomando conciencia de que mi nivel vibracional ha atraído esa violencia y si no quiero seguir alimentando esa situación, debo romper ese encadenamiento de sufrimiento. Como dicen los budistas, "...si hay sufrimiento en el mundo, alguien lo sufrirá."
El tiempo viejo ha pasado y con él la ley del Talión, que nos hace mover en círculos sin dejarnos elevar. Para romper ese sufriente encadenamiento, debes sembrar nuevas semillas; la semilla de violencia genera más y más violencia en una secuencia sin fin de agresión – agresión - agresión. Puedes substituirlo por un movimiento evolutivo y en espiral: agresión - no agresión - no agresión.
Solo tu respuesta de no agresión permitirá el cambio y no el hecho de responder con lo que, aparentemente, constituye una violencia justa.
Los hechos que puedan provocar esa violencia tampoco importan, todo esta sujeto a cambio y se presentan para que les abramos nuestra conciencia y así poder subir nuestras vibraciones.
La violencia puede aparecer de improviso en nuestra vida. El primer punto que debiéramos tener claro es que en algún momento anterior la hemos sembrado, independientemente de si somos o no conscientes de ello; después, tenemos la posibilidad de respirar profundamente, sintiendo al otro como parte de nosotros mismos, en conflicto con nosotros mismos y, si no logras aceptarlo o integrarlo, sabiendo que es tu reflejo, al menos, no rechazar, no excluir, no separar.
La violencia es uno de los instrumentos del miedo. El que más grita, el más violento, es el que más sufre y más miedo tiene. El Amor es la otra polaridad, no dejes de Amar, de integrar, de unir, haz prácticas para responder con Amor.
El mayor beneficiario eres tu mismo.

EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu momento, tu instante, tu silencio y respira, siente el fluir de tu respiración tranquila, quédate en esa observación varios minutos.
Visualízate en tu vida diaria, ¿sientes que alguien tiene algo contra ti? 
Quizás tu no te sientes así, pero si sientes que alguien pueda tener algo en tu contra, silénciate, date momentos de reflexión sincera y encontrarás la respuesta.
Después, visualiza ante ti a esa persona y mentalmente habla y aclara la situación con ella.
En este ejercicio hay un gran desbloqueo y sanación emocional de ambas partes.
Vuelve a tu respiración y silénciate.

Muchas gracias por tu confianza.