AMAR VII: EL REGALO DEL MAGO


Todo está en ti, ahora más que nunca la energía del tiempo nuevo te ayuda a mirar hacia adentro; en ti hay un Mago, un Ser Sabio, pero también hay un registro de dolor, dolor grabado en el alma de todo el colectivo humano desde su origen, sumando además a ello las insatisfacciones de tu propia infancia.
Por muy hijo querido que hayas sido (puedes imaginar los no deseados o sometidos a maltratos), todo niño experimenta momentos de necesidades no satisfechas, y eso genera frustración y dolor; el mundo al que llega un niño está ya estructurado, tiene sus normas y leyes, y al niño, en el mejor de los casos, se le educa para que sea eficaz  para el mundo, pero no para sí mismo; su gran potencial creativo y renovador queda relegado por conceptos y normas sociales, culturales, lo que está bien y lo que está mal...
A ese estado de la psique, Jung le llamo “niño interior”, ya que, a pesar de todo, sigue existiendo en el ser humano un impulso a crecer, a desarrollar innatas capacidades, a renovarse, a expresar un gran potencial de Amor Universal, que es la realidad de lo que Es.
El “cuerpo dolor” esta en nuestro inconsciente y, muchas veces, se manifiesta en las experiencias de nuestra vida cotidiana sin que reconozcamos su relación, pero solo busca que lo amemos, que hagamos consciente ese dolor reprimido, para dar paso a ese potencial de luz y renovación.
El niño interior es el nexo de unión entre lo humano y lo Divino en nosotros. Él es la clave de una nueva realidad.
El Mago, el Sabio que está en nosotros, nos puede traer ese regalo, si así lo deseamos.
Claro que primero debemos creer que todos los recursos están en nosotros mismos y actuar en consecuencia. En nuestro interior reside el Sanador, la acción de Sanar y lo Sanado, Todo Siempre Es y ha Sido Uno, pero yo he sido ignorante de lo que Soy y Ahora me hago consciente:

Primer punto: quietud, en momentos de tranquilidad y reflexión reconocer al niño dolorido, prestarle atención, escuchar su queja.

Segundo: expresarle nuestro inmenso Amor desde el corazón, abrazarlo mentalmente, acunarlo, darle confianza, sentirlo cerca.

Tercero: no hacer juicios de lo que vivió, pero hacerle comprender que ese sufrimiento no fue en vano, fue un paso que estableció una dirección hacia este presente.

Cuarto: que sienta el potencial creativo que hay en sí mismo y que aún puede desarrollar, para bien de él y de los demás.

Quinto: en instantes de quietud, conectar con el Mago en un espacio sin tiempo en tu interior.  

Sexto: pedirle a tu Mago el regalo que quiere tu niño, que no es otro que expresar su inocencia y sentirse Amado tal como es.

Séptimo: ser conscientes de esta Alquimia y aceptar ese regalo, agradeciendo esa Transformación interior.

Ese es el gran regalo que nos trae el Mago, ser conscientes de que ahora (siempre ha sido así, pero éramos ignorantes) podemos sanar ese dolor, ser conscientes de nuestras
infinitas posibilidades de hacer crecer en nosotros el Amor, la salud, la confianza, la paz, etc., creerlo y practicarlo.
Meditación, quietud, silencio, confianza en nosotros mismos, dejar de culparnos, sabernos válidos y merecedores, dejar de temer, entregarnos a lo que Es.


EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca momentos de silencio, de quietud, de sentir tu cuerpo, tu respiración, tu presente.
Después de unos minutos de sentir tu respiración, toma una inspiración profunda y, al exhalar, visualízate en la calle y en la casa que viviste hasta los siete años.
Mira ese niño o niña, observa, mírale a los ojos, tiéndele tu mano, escúchale, ámale, dale confianza…
Quizás requieras de algunos días de práctica, pero será lo que tú decidas que sea.
Poco a poco, tu Mago interior te guiará en el proceso, no tengas prisa, todo el dolor busca salir a la luz para diluirse en ella.
No hay nada tan terrible que no merezca ser iluminado.
Después de momentos de práctica, quédate en silencio y observa las sensaciones sin emitir juicios.
Quietud. 
Silencio.  

Muchas gracias a todos los Magos.