AMAR I: RESPONSABILIDAD


Hoy comenzamos una serie de escritos, destinados a calibrar nuestro grado de Amor y aceptación, elevar nuestro nivel vibracional y expandir nuestra conciencia.


Cuando nos enfadamos, o rechazamos algo de forma violenta, nos hacemos más densos, bajamos nuestra vibración y producimos desamor y desunión; aunque si nos preguntaran, la mayoría diríamos que estamos en la búsqueda de la unión y del amor... ¡qué incoherencia!
Seguramente, para algunos, es difícil creer que todo lo que nos ocurre, tanto agradable como desagradable, es de nuestra exclusiva y absoluta responsabilidad (no culpa).

A la situación que ahora vivimos le llamamos crisis, y algunos esperan que termine para seguir como antes, pero, por “suerte”, creo que es algo mucho más importante, profundo e inevitable (dada nuestra vibración), para la evolución humana: la vida nos pone contra las cuerdas y nos pide un cambio radical. El camino que seguíamos ya no sirve, hay que buscar alternativas y eso es bueno para todos.
Debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad en lo que vivimos. Todo, hasta los más pequeños detalles, son responsabilidad nuestra. ¿Crees que si cae de tu mano un vaso y se rompe, es un hecho fortuito? ¿Crees que si tienes un accidente de tráfico o de lo que sea, es una casualidad?
Pues siento decirte que no es así, tu responsabilidad está en todo lo que haces; tu nivel de vibración es como un imán que atrae hacia ti algo a lo que llamas “accidente”, lo cual es de vibración similar  a la tuya; y ésta depende de la atención, conciencia y grado de amor
que pongas al hacer las cosas.
Yo elijo amar y aceptar, u odiar y rechazar.
Todo lo que aparece en mi vida como un hecho, me pertenece, y yo tengo la capacidad de integrarlo y aceptarlo (vibración alta), o de rechazarlo u odiarlo (vibración baja), pero debes saber que la situación rechazada vuelve a nosotros en otro momento, en otro tiempo o en otra forma, hasta que la aceptamos, aunque simultáneamente actuemos a favor del cambio.
A veces, nos extrañamos de hechos que se nos presentan (enfermedades, conflictos, etc) y los tildamos de casuales, pero en realidad son causales: la causa radica en algún momento anterior de inconsciencia y desamor, donde creamos el caldo de cultivo para que germinara lo que estamos viviendo ahora.
Lamentablemente, algunos lo sufrirán más que otros; dependerá de su nivel de aceptación o de rechazo hacia lo que acontezca ya como un hecho manifiesto. Esto no es conformismo: acepta lo que no puedes cambiar, pero a la vez actúa para cambiar la semilla.
No es fácil amar lo que no nos gusta, pero es cuestión de práctica.
Primer punto: no lo juzgues como bueno o malo. Después, trata de dejarlo en otro contexto o dimensión como algo que te es indiferente, pero no como rechazado u odiado; si no lo amas o aceptas, al menos no lo rechaces, piensa que antes lo gestaste tú, es tu realidad aquí y ahora y fruto de algún rechazo o desamor anterior; pero muy importante, no te culpes.
En definitiva, se trata de que pongamos más apertura y amor en las cosas. Si eres consciente de cada acción y no la vives con rechazo, elevas tus vibraciones y encadenas realidades de amor y unión, pero si vives enfurruñado y enfadado con el mundo, también encadenas realidades de baja vibración y mucho más densas. 
Sonríe.

EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu momento, tu instante de conexión, de sentir tu Ser.
Respira conscientemente durante unos minutos. Observa.
Sé consciente de tu vida, de cómo se desencadenan las situaciones. ¿A quién culpas de los hechos que vives, a ti o a los demás?
Toma una inspiración profunda y, al exhalar, pon atención a tu centro cardíaco. Observa sensaciones. Ahí te sientes tranquilo. Te sientes en paz.
Lo que calificas como culpa desaparece, ya que es un estado mental.
En lo Auténtico del Ser solo hay infinita Paz.
Toma la decisión aquí y ahora de ser consciente de cada acción que realices, de vivirla desde el centro y con plena responsabilidad y aceptación del efecto que produzca.
Sigue durante unos momentos tu ritmo respiratorio y silénciate.

 Muchas gracias por tu confianza