EL FRUTO DE UN PENSAMIENTO

Puede que creas que el texto de hoy está ya muy manido entre los que seguimos un camino interior, sin embargo, la experiencia que vivimos nos demuestra que aunque tenemos la teoría muy sabida, la práctica es otra cosa, y si no tomamos la decisión de practicar lo sabido, seguimos instalados en la insatisfacción.
Todas nuestras emociones, decisiones y actitudes las desencadenan nuestros pensamientos, eso ya lo sabemos y, es más, lo creemos, pero aun así ahí estamos.
Imagina que viene a tu mente un insignificante pensamiento de insatisfacción, una pequeña forma mental, por supuesto extraída de lo que ya sabes, o sea de tu pasado.
Toda forma mental es sacada de tu memoria (pasado) y ésta puede ser observada y no pasar de ahí, o puedes darle fuerza e imaginar y crear una idea que se puede concretar o no en un futuro. Pero, de momento, te perturba, aunque esté  basada en tu memoria pasada. Observa que nunca el pensamiento está en presente, ya que el presente es Presencia sin más, sin etiquetas racionales.
Personas que quizás debido a algún accidente cerebral pierden memoria en áreas básicas de comportamiento, tienen que aprender todo de nuevo: verían una puerta y no sabrían abrirla y pasar por ella si no se les vuelve a enseñar, con esto quiero decir que la mente concreta y limitada no tiene ni un pensamiento original, todos están basados en lo que hay en nuestro subconsciente individual y colectivo, de ahí surgen nuestros pensamientos, de todo nuestro pasado condicionado y, si no somos capaces de tomar conciencia de ello, determinan nuestra realidad presente y futura.
Vamos a observarlo de forma secuencial: surge en ti un sutil y fugaz pensamiento de miedo, o de inseguridad, o de resentimiento, odio, …, y, si no has sido consciente de él, éste ha generado en ti un determinado sentimiento o emoción; si no has sido consciente, este sentimiento durará más que el pensamiento inicial, ya que, dependiendo del asunto, pensamiento y sentimiento iniciaran una rueda energética nutriéndose el uno al otro durante horas o incluso días,...A su vez, este sentimiento producirá en ti un estado de ánimo que, dependiendo de cómo lo alimentes (pensamiento-sentimiento), puede durar semanas o meses. Ese estado de ánimo, naturalmente de baja vibración e insatisfactorio, atrae más pensamientos-sentimientos no satisfactorios, con lo cual tu ya estás creando un carácter en ti, un carácter que puede acarrearte más sufrimiento y dolor si toda esta secuencia no la haces consciente. Tú, que no eras así, te has vuelto así.
Por supuesto, todo esto no es determinante si estás presente.
Volvamos al inicio: tienes un pequeño pensamiento de sufrimiento, no dura más de dos o tres segundos; como estás presente, te das cuenta y miras el pensamiento sin enjuiciar, éste se diluye sin más y, si vuelve, vuelves a estar presente. Si le has dado energía y te ha generado ya un sentimiento, estás presente y observas la sensación el tiempo que dure, sin prisas, observa y respira, pero no juzgues.
Si le has dado energía al pensamiento-sentimiento y ha generado un estado de ánimo, date permiso para sentir ese estado, observando sensaciones y pensamientos el tiempo que dure, que si eres consciente de él sin juicios, pronto se diluye.
Si de todo esto no te has dado cuenta, es mucho más costoso transformar un carácter (no imposible) que quizás formaste hace ya tiempo. No es porque tengas que cambiar nada, quizás te gusta ser así y vivir así, esa es tu opción, decidir expandirte y gozar o contraerte y sufrir.
Y todo es el resultado de un estado mental, un insignificante pensamiento del que no has sido consciente.

EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu lugar sereno y tranquilo dentro de ti, ahora más que nunca, afuera impera el miedo. No te dejes arrastrar por el colectivo, no porque sea malo, sino porque tú ya puedes ayudar.
Sigue tu respiración, observa que estás en presente, ante tu Presencia no existe el miedo, observa. Respira.
Sé consciente de los pensamientos que surgen, aprende a mirarlos sin seguirlos, la mente concreta y limitada, te ofrece ora un pensamiento, ora otro. Si no los haces tuyos, si no los etiquetas como buenos o malos, no tienen poder en ti; tu sigues en tu centro, en tu Ser inalterable.
Sigue la práctica diaria de estar presente en tu cuerpo, en tu respiración, en tu vida. Agradece todo lo que ésta te traiga sin juicios, con la inocencia de un niño.
Silencio, quédate en tu Presencia.

Muchas gracias por tu confianza.