LA RESPUESTA ESTÁ EN TI

En el camino de reconocimiento de sí mismo, el ser humano descubre un día en él la sensación de que, en los niveles más profundos de su conciencia, tiene las respuestas a todas las preguntas que pueda formularse.
Tomar conciencia de ello y creerlo es el primer paso para dejar que la intuición fluya libremente y nos traiga soluciones.
Luego, necesitaremos dejar de anteponer razonamientos, sentimientos, deseos, preconceptos e ideas a lo que nos llega de ese mundo interior.
Limpiar el camino hacia el inconsciente y permanecer ante él como si fuéramos recién nacidos, inexpertos, inocentes, sería la forma en que podrían emerger las respuestas a cuestiones existenciales, y soluciones a las diversas experiencias que vivimos como problemas.
La intuición es la parte más sabia de nosotros mismos. Nos da la comprensión directa de otro aspecto de la realidad. No depende de la actividad mental, pero se introduce en nuestra mente en el intervalo que hay entre los pensamientos, por lo tanto, cuanto más estés en el presente sin juzgar nada de tu actividad o percepción, más intervalo creas entre tus pensamientos, y, de este modo, captas de forma más nítida y precisa la voz de la intuición.
Pocos saben o confían en ese Poder Intuitivo, que solo precisa que estés receptivo a él.
Si reflexionas sobre los mejores momentos de tu vida, te darás cuenta de que han sido guiados por el corazón (la corazonada, la intuición), permítete escucharlo.
Eso te permitirá resolver dudas.
Sigue también, pero en diferentes prácticas, escuchando y abrazando a tu niño interior.
Eso te permitirá reconocerte.


EJERCICIO PRÁCTICO:
Decide primero a qué dedicar esta práctica en este instante.
Si es a volver a encontrarte con tu niño, sigue la práctica del día anterior.
Si buscas descubrir respuestas, practica la siguiente:
Busca tu momento y tu espacio y céntrate en ti, en tu cuerpo, en tu respiración.
Deja que los pensamientos pasen como pájaros que vuelan; tu solo los ves pasar, pero no los sigues.
Toma una inspiración profunda y, al exhalar, centra tu atención en tu corazón. 
Observa el latido de tu corazón. No tienes ninguna prisa, nada te inquieta. Sigue respirando.
Si en este instante surge alguna duda sobre algún asunto que debes solucionar, haz una pregunta breve y concreta, que se pueda responder con un sí o un no, y pon atención a tu corazón.
Céntrate en la respiración y observa la sensación que te envía tu plexo solar.
La respuesta a tu pregunta la distingues fácilmente, o sientes expansión y alegría (respuesta afirmativa), o contracción y temor (respuesta negativa); entonces espera, quizás en otro momento.
La intuición se expresa a través de la sensación de tu cuerpo y te da respuestas, no le des vueltas mentales.
Atención a la respiración.
Silencio.

Gracias por tu atención y confianza.
En breve y si os apetece, os propondremos un encuentro