En el territorio de la conciencia todo es nuevo, cada paso es un proceso de comienzo y final nuevo y diferente, aunque, a veces, aparente ser rutinario.
Si estamos presentes en cada proceso con la inocencia de un niño, sin identificarnos con pensamientos y/o emociones, se manifiesta el genuino Amor y sus jerarquías en el corazón.
Si tu estas en tu centro, en tu lugar, verás que cada quien ocupa su lugar especial sin conflictos, el amor a los padres, a los hijos, a la pareja, a uno mismo, a la Divinidad, etc.
Cuando cada cosa ocupa su lugar todo es inclusivo, todo tiene equilibrio, y, de ahí, justicia.
Pero justicia no es sinónimo de igualdad.
Quizás lo más injusto que pueda existir es que pretendamos la igualdad de la forma en que la pretendemos.
Pero no te confundas, igualdad de oportunidades sí, pero no de leer a todos con el mismo código de lectura. Cada uno es una determinada flor que da su color y perfume particular, si respetamos esto estamos incluyendo, que es mucho más que aceptando: yo no solo te acepto como eres, sino que te ayudo a ser como eres; no te desplazo, sino que desde mi lugar, apoyo el tuyo; no basta con tolerarte, desde la coherencia del corazón yo puedo apoyarte con mi oración, con mi silencio; mi solidaridad no tiene que ver con acciones externas, son siempre actitudes internas. Por el contrario, si mi actitud es de indiferencia, estoy contribuyendo a abrir una brecha planetaria en la evolución.
Necesitamos de todos, necesitamos de esa diferencia tan enriquecedora que nos lleva directamente a ese territorio llamado seguridad, para poder expresarnos y grabar nuestras huellas.
Los ordenes del genuino Amor se construyen integrando las diferencias y viviendo cada proceso como único e inclusivo.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Sigue cada día tu práctica de autorreflexión, de observación de ti mismo; busca tu lugar especial, observa tu respiración y céntrate en tu cuerpo.
Silencio.
Obsérvate en tu vida cotidiana, ¿crees que ocupas tu lugar: en casa, en el trabajo, en la familia, en la pareja, en la vida?
Toma una inspiración profunda y centra tu atención en tu corazón. No te dejes arrastrar por pensamientos y/o emociones, solo obsérvate desde tu centro.
Silencio.
La práctica constante te llevará a tu perfecta ubicación y a la perfecta ubicación de tu entorno, surge el genuino Amor.
Gracias por tu atención.
Si estamos presentes en cada proceso con la inocencia de un niño, sin identificarnos con pensamientos y/o emociones, se manifiesta el genuino Amor y sus jerarquías en el corazón.
Si tu estas en tu centro, en tu lugar, verás que cada quien ocupa su lugar especial sin conflictos, el amor a los padres, a los hijos, a la pareja, a uno mismo, a la Divinidad, etc.
Cuando cada cosa ocupa su lugar todo es inclusivo, todo tiene equilibrio, y, de ahí, justicia.
Pero justicia no es sinónimo de igualdad.
Quizás lo más injusto que pueda existir es que pretendamos la igualdad de la forma en que la pretendemos.
Pero no te confundas, igualdad de oportunidades sí, pero no de leer a todos con el mismo código de lectura. Cada uno es una determinada flor que da su color y perfume particular, si respetamos esto estamos incluyendo, que es mucho más que aceptando: yo no solo te acepto como eres, sino que te ayudo a ser como eres; no te desplazo, sino que desde mi lugar, apoyo el tuyo; no basta con tolerarte, desde la coherencia del corazón yo puedo apoyarte con mi oración, con mi silencio; mi solidaridad no tiene que ver con acciones externas, son siempre actitudes internas. Por el contrario, si mi actitud es de indiferencia, estoy contribuyendo a abrir una brecha planetaria en la evolución.
Necesitamos de todos, necesitamos de esa diferencia tan enriquecedora que nos lleva directamente a ese territorio llamado seguridad, para poder expresarnos y grabar nuestras huellas.
Los ordenes del genuino Amor se construyen integrando las diferencias y viviendo cada proceso como único e inclusivo.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Sigue cada día tu práctica de autorreflexión, de observación de ti mismo; busca tu lugar especial, observa tu respiración y céntrate en tu cuerpo.
Silencio.
Obsérvate en tu vida cotidiana, ¿crees que ocupas tu lugar: en casa, en el trabajo, en la familia, en la pareja, en la vida?
Toma una inspiración profunda y centra tu atención en tu corazón. No te dejes arrastrar por pensamientos y/o emociones, solo obsérvate desde tu centro.
Silencio.
La práctica constante te llevará a tu perfecta ubicación y a la perfecta ubicación de tu entorno, surge el genuino Amor.
Gracias por tu atención.