LA LIBERTAD

Todos deseamos ser libres, a nadie le gusta someterse a los deseos de otros. En el fondo de nuestro corazón, nadie desea tener rival.
Quizás, la causa de todo esto, es que la Intuición (nuestra voz más sabia), nos dice que en verdad existe dentro de nosotros un Ser único y sin igual, sin rival, el íntimo legislador, soporte nuestro en el Universo.
Ese Ser constituye nuestra verdadera naturaleza, nuestra esencia y por ello albergamos en lo más profundo, esos deseos de libertad. La libertad es una llama siempre viva, es el verdadero derecho de nacimiento del hombre y ninguna fuerza puede suprimir ese derecho.
Sin embargo, en el plano ordinario, para cada quien es diferente. Para unos, la libertad es escapar de la esclavitud del capitalismo; para otros, es el derecho a hacer y decir lo que les venga en gana, sin mas límites que lo que imponga la libertad del otro o la ley establecida, es evidente que para unos es un derecho ilimitado y para otros se limita a poder escoger el color de su vestuario.
Es por eso que debemos ser cuidadosos y no solo buscar esa libertad de acción hacia afuera, ya que así lo que lograríamos sería frágil, aparente y, por lo tanto, ficticio.
La verdadera paz y libertad que ansiamos ha de ir acompañada por la paz y libertad interiores. Hacer y decir lo que quieres, tener poder, o riquezas, etc., no es verdadera libertad. Si seguimos siendo esclavos de nuestra propia mente, esclavos de nuestros sentimientos y emociones, en definitiva, seguimos siendo esclavos de nuestro ego, ese es el dictador que más nos oprime.
La auténtica libertad no es meramente política o económica, aunque éstas sean necesarias para el bien de la sociedad. La verdadera libertad es liberarse de sí mismo, del egoísmo, de las pasiones desmedidas, de la avaricia y de la cólera, de los radicalismos, etc.
Son muchos los que ahora claman libertad, pero quizás no entendemos toda la dimensión del concepto. Las libertades por las que luchamos hoy, otros las disfrutan hace ya tiempo y no por ello han desaparecido sus miserias y sus desdichas. Nos liberamos de unas esclavitudes y caemos en otras, hasta que logremos centrar nuestra mente y establecernos en la coherencia y la inclusividad.
Es cierto que hay que pulir y perfeccionar lo externo, pero acompañado  de lo interno, de cada uno de nosotros.
Deseamos una sociedad justa, pero una sociedad no será justa, mientras no lo sean los hombres que la formen, y esa justicia no se consigue legislando, sino purificando nuestro corazón. Del mismo modo, una sociedad no será libre, mientras sus componentes sean esclavos de su ambición y de sus pasiones. Si queremos una sociedad justa, formemos hombres justos. Si queremos una humanidad en paz, abonemos la paz en nuestro corazón. Si queremos un mundo libre, liberémonos de nuestro egoísmo. Si queremos reformar la sociedad, reformémonos a nosotros mismos y la sociedad quedara automáticamente reformada.
El Conocimiento, la Verdad y la Libertad son tres aristas de una misma pirámide, cuando se alcanza una se alcanzan también las otras, las tres se encuentran dentro del ser humano y constituyen su propia esencia.
Buscar la libertad “solo” en la lucha ideológica o reivindicando derechos, es caminar cojeando, y la vida es una oportunidad que se nos brinda para caminar coherentemente y con los dos pies, hacia la liberación de nuestras propias miserias.

EJERCICIO PRÁCTICO:
Sé fiel a tus momentos de interiorización,  a esos instantes únicos de conexión con el Ser, experimenta esa plena libertad interior.
Observa tu cuerpo, tu postura, tu respiración. Déjate ir poco a poco, entrégate al Ser, libérate, descansa en el Ser.
Deja de dialogar mentalmente, entrégate, confía, agradece.
Silencio.
Muchas gracias por tu atención