ATENCIÓN A TU INTENCIÓN

En momentos de coherencia experimentamos poder. El poder no viene de la fuerza, sino de la intensidad. Cuando nos sumergimos en un momento intenso, tenemos la sensación de seguridad interior, sensación de poder, de profundidad, de alcance de objetivos.
En esos momentos, las palabras que emitimos y/o acciones que realizamos tienen fuerza y significado.
Observa pues desde dónde te mueves, desde dónde amas, desde dónde sientes, desde dónde creas, desde dónde actúas. Si lo haces desde esa fuente original de la coherencia, tiene profundidad, intensidad, dirección, poder; si no actúas desde ahí, aunque sean las mismas palabras o las mismas fórmulas, no tienen intensidad, no tienen poder.
Desde el centro coherente todo ser humano es un creador, un partícipe de la creación, todos somos creadores. Desde el centro recreamos la vida, ganamos totalidad y sentimos claramente hacia dónde nos dirigimos, tenemos una dirección.
Gran parte de nuestras acciones son incoherentes, carecen de dirección, no tienen sentido ni propósito; por lo tanto, no sabemos dónde vamos, entonces … ¿por qué nos movemos?, si me muevo necesito una dirección, un punto de partida y un propósito.
Con frecuencia, en la vida, no sabemos adónde nos dirigimos, y, naturalmente, no llegamos a ninguna parte. No tenemos dirección porque no somos coherentes, porque no partimos del centro.
¿Cuál es la dirección que siento en mi interior?
Pongo atención y descubro la intención. La intención con atención me permite el poder, allí donde yo tengo la atención estoy en el centro, soy coherente, gano Presencia. Si mi atención es intensa en este momento presente, estoy construyendo un punto intenso y total de energía cósmica, con lo cual, a la sensación de poder que me da una dirección, se le añade la fuerza energética que me da movimiento.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que hay corrientes que nos van a desviar a cada instante de esa dirección, pero el que está en presente, siempre está en una buena dirección, porque puede corregir las desviaciones en cada momento.
Si voy en un barco hacia la orilla y no tengo las manos en el timón, ni la atención en el objetivo, el viento y la corriente me van a desviar y es posible que por falta de atención e intención pronto vaya en la dirección contraria a la corriente de mi propia evolución.
El drama de la vida es que un día decidimos que vamos a ir en tal dirección, pero después nos olvidamos de la intención, de la atención y del timón.
Debemos tener bien claro el objetivo, pero vivirlo y sentirlo en el presente, sentir el futuro en presente con la máxima flexibilidad, ya que la única forma de seguir una línea recta es cambiar de dirección en cada instante. El movimiento de la vida es en zigzag y estar presente con flexibilidad me ayudará si la vida en un momento dado me hace cambiar de dirección, por lo tanto, también debo tener alternativas.
Para ser coherente no tienes que romper muros y paredes para seguir una dirección. Para ser coherente debes cambiar de dirección cuando las condiciones cambian, y, por supuesto, las condiciones de la vida son permanentemente cambiantes. Ser coherente es saber que durante mi movimiento  yo puedo cambiar mi objetivo, ser coherente es tener al menos dos opciones más, además de la que tengo. Así, si tienes los recursos que te ha dado la vida repartidos entre dos o tres puntos de soporte, si un punto se desprende, estarás sostenido por los otros.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu momento diario e intenta hacer una práctica de presente.
Atención a tu intención, que, por supuesto, en este momento es estar presente.
La herramienta imprescindible es tu respiración. Observa la sensación que te produce el aire cuando roza tus orificios nasales. Conviértete en observador de tu respiración.
Ahora siente tu coherencia física, emocional y mental.
Si sientes claro un propósito, enfoca hacia él tu atención. Si no es así, no importa, la práctica constante del presente ya es en sí un propósito que te ayudará a encontrar una dirección coherente. 
Silencio.
Gracias por la atención que pones en la intención de leer este escrito.