Basándonos en diversas conferencias del médico colombiano Jorge Carvajal, seguiremos profundizando sobre la coherencia.
Si emprendemos el vuelo en aras de la coherencia, (desde el centro físico, emocional y mental), nuestras acciones (vuelos) tendrán equilibrio.
La coherencia está hecha de dos ingredientes básicos, uno de ellos es la unicidad. Somos únicos, tenemos una huella única y creamos una impresión única en el mundo con el rol que desempeñamos; si esa huella no es única, es que no somos coherentes. Los roles pueden ser los mismos, pero no la vibración que les podamos dar, la huella que le imprimimos.
El otro ingrediente es la interdependencia: reconocer, desde nuestra unicidad, esa unicidad en los demás, saber compartir y complementar, que la forma única de tu pieza encaje con las demás.
Ni la dependencia ni la independencia nos hacen libres, pero la interdependencia nos lleva a reconocer nuestra responsabilidad y nuestra verdad en nosotros y en los demás, y eso nos encamina a la libertad y a la fluidez del amor en la vida.
Desde la aceptación de nuestra unicidad y la de los otros, el amor se mueve en todas nuestras experiencias.
Ser coherente es sentirte único e interdependiente desde el corazón y reconocerlo también en los demás.
Comprendo que tú eres único, comprendo que no hay dos como tú, comprendo que no tengo que ser mejor que tú, ni tú mejor que yo, comprendo que soy original y que tú eres original, que tú eres necesario para que el mundo este completo y también comprendo que sin mi el mundo no es completo, entonces entramos en el compartir, en el fluir, entramos en la coherencia.
Tú eres una nota original y yo no puedo ocupar tu lugar, yo no puedo ocupar el lugar de otro ni nadie puede ocupar mi lugar, pero, muchas veces y quizás bastantes de forma inconsciente, queremos ocupar un lugar que no nos corresponde, o dejamos que otro ocupe nuestro lugar.
Sin embargo, la ley de correspondencia hace que todo se ubique, que todo busque su punto justo, que todas las cosas estén en comunión las unas con las otras, esa es la ley: se corresponde arriba con abajo, materia con espíritu, colores con sonidos, sonidos con energía, energía con materia, todo son infinitas variedades de lo mismo, todo es reciprocidad, condición para que el amor fluya, cuando hay coherencia hay el libre fluir del amor. Descubrimos nuestra nota y la afinamos.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu espacio, tu lugar, enraíza mentalmente tus pies en la tierra, la coronilla hacia el cielo, observa tu postura, tu equilibrio, la coherencia de los dos lados de tu cuerpo desde el centro de tu corazón.
Si emprendemos el vuelo en aras de la coherencia, (desde el centro físico, emocional y mental), nuestras acciones (vuelos) tendrán equilibrio.
La coherencia está hecha de dos ingredientes básicos, uno de ellos es la unicidad. Somos únicos, tenemos una huella única y creamos una impresión única en el mundo con el rol que desempeñamos; si esa huella no es única, es que no somos coherentes. Los roles pueden ser los mismos, pero no la vibración que les podamos dar, la huella que le imprimimos.
El otro ingrediente es la interdependencia: reconocer, desde nuestra unicidad, esa unicidad en los demás, saber compartir y complementar, que la forma única de tu pieza encaje con las demás.
Ni la dependencia ni la independencia nos hacen libres, pero la interdependencia nos lleva a reconocer nuestra responsabilidad y nuestra verdad en nosotros y en los demás, y eso nos encamina a la libertad y a la fluidez del amor en la vida.
Desde la aceptación de nuestra unicidad y la de los otros, el amor se mueve en todas nuestras experiencias.
Ser coherente es sentirte único e interdependiente desde el corazón y reconocerlo también en los demás.
Comprendo que tú eres único, comprendo que no hay dos como tú, comprendo que no tengo que ser mejor que tú, ni tú mejor que yo, comprendo que soy original y que tú eres original, que tú eres necesario para que el mundo este completo y también comprendo que sin mi el mundo no es completo, entonces entramos en el compartir, en el fluir, entramos en la coherencia.
Tú eres una nota original y yo no puedo ocupar tu lugar, yo no puedo ocupar el lugar de otro ni nadie puede ocupar mi lugar, pero, muchas veces y quizás bastantes de forma inconsciente, queremos ocupar un lugar que no nos corresponde, o dejamos que otro ocupe nuestro lugar.
Sin embargo, la ley de correspondencia hace que todo se ubique, que todo busque su punto justo, que todas las cosas estén en comunión las unas con las otras, esa es la ley: se corresponde arriba con abajo, materia con espíritu, colores con sonidos, sonidos con energía, energía con materia, todo son infinitas variedades de lo mismo, todo es reciprocidad, condición para que el amor fluya, cuando hay coherencia hay el libre fluir del amor. Descubrimos nuestra nota y la afinamos.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Busca tu espacio, tu lugar, enraíza mentalmente tus pies en la tierra, la coronilla hacia el cielo, observa tu postura, tu equilibrio, la coherencia de los dos lados de tu cuerpo desde el centro de tu corazón.
Haz consciente el ritmo respiratorio…Silencio.
Sé consciente de tu sitio, valora ese lugar y lo que haces en él. Todo lo que haces desde el centro de tu Ser es coherente y deja huella, no temas, lo que haces ahora y aquí es lo que debes hacer.
Sé consciente de tu sitio, valora ese lugar y lo que haces en él. Todo lo que haces desde el centro de tu Ser es coherente y deja huella, no temas, lo que haces ahora y aquí es lo que debes hacer.
Practica el realizar la acción desde el corazón, entonces lo que realizas y donde lo realizas tiene sentido y es único, pero a la vez recuerda que nada en esta dimensión es perdurable. Déjate guiar por tu Ser.
Silencio.
Muchas gracias por vuestra atención y desde aquí desearos a todos
Muchas gracias por vuestra atención y desde aquí desearos a todos
FELICES Y COHERENTES FIESTAS