EL ESPEJO

Cómo es tu realidad?
La realidad que vemos manifestada en nuestra vida es una creación nuestra, depende de nuestros pensamientos y de nuestras creencias.
Sin embargo, nuestros pensamientos no son originales, se basan en las creencias grabadas en nuestro subconsciente.
A partir de esas ideas repetitivas e impresas ahí en el pasado, surge la realidad que vemos; o sea, que el mundo es tal como tu lo quieres ver, es como si te miraras en un espejo y, al no gustarte la imagen que ves, intentaras arreglarla en el mismo espejo, pero ves que eso no es posible, lo intentas muchas veces hasta que te das cuenta de que si esa imagen no te gusta, lo que tienes que arreglar o corregir es el original y no la proyección.
¿Por qué no pruebas? Lo que está en tu vida es una proyección de ti mismo, lo has atraído a tu realidad, si no te gusta, no te culpes, no te sientas indigno, no temas, pero repasa tu “aspecto” mental, acéptate, ámate, cuídate, entra en un proceso interior de apertura hacia los demás, de integración, de Unidad.
No te darás cuenta, pero un día te volverás a mirar en el espejo de tu alrededor y la imagen habrá cambiado tanto, que quizás te cueste reconocer que ha sido por tu propia decisión y voluntad, pero así será, y sentirás un gran gozo que te servirá de estímulo para seguir.

La vida nos ofrece continuamente espejos o pantallas para que al vernos reflejados nos conozcamos a nosotros mismos.
Todo lo que ves a tu alrededor es una creación tuya, si nos referimos a la materia concreta, lo has manifestado, visualizándolo, comprándolo, ideándolo, construyéndolo, así en las diversas formas de creación, según tu nivel de conciencia, pero… y los seres humanos que están en tu realidad?
A esos no los puedes crear, pero sí invitar a que representen un papel en la comedia de tu vida.
En la dimensión del alma negociamos y nos distribuimos los papeles, hay diversas interpretaciones, amigos, enemigos, hijos, padres, parejas, interpretación de inmensidad de roles, con su diversidad de actitudes; sin embargo, todo es un gran "complot" para ayudarnos los unos a los otros; lo que ocurre es que cuando entramos en la dimensión concreta y material, de una densidad vibratoria muy baja, no tenemos conciencia de los acuerdos establecidos en otro nivel.
Ahí empieza a tomar fuerza nuestro ego, nos identificamos plenamente con él y todo lo que no nos gusta creemos que es nuestro enemigo y que está para hacernos daño, surgen las viejas y caducas creencias ("lucha o huye”, “poder sobre los demás o perecer”, etc.), creencias instaladas en nuestro cerebro más antiguo y que quizás nos sirvieron al principio de nuestro camino para sobrevivir, pero que ya han caducado y debemos reemplazarlas.
El mundo no es una trampa, es perfecto y adecuado a nuestro nivel de conciencia, es nuestro espejo.
Si no nos gusta deberemos pulir y arreglar el original. Es absurdo, además de imposible,  querer cambiar la imagen reflejada.
Toma conciencia de lo que hay en ti a través de la reflexión interna y de la meditación. No te culpes por lo que descubras, es lo que hay, y, en algún momento te sirvió, sigue siendo sincero contigo mismo, poco a poco las viejas creencias darán paso a las nuevas, un nuevo mundo está a punto de surgir. Hecho está, solo falta que se manifieste cuando la conciencia colectiva que se enfoque hacia la Unidad tenga un peso consistente para que así sea; cuando todos creamos en ese nuevo amanecer, cuando miremos de un modo diferente, cuando creamos que somos Uno, cuando las decisiones que tomemos se basen en el bien común y no solo en el individual, cuando sintamos desde lo más profundo del corazón que todos somos una gran familia humana.


EJERCICIO PRÁCTICO
Haz un hábito de tu espacio de meditación diaria. Mira hacia adentro cada vez más, como aspecto prioritario en tu vida. Conecta con tu respiración, agradece constantemente todo lo que vives, agradece a tu cuerpo, a tus células, a tu entorno, a tus sentidos, a tu vida en general, sea lo que sea que estés viviendo: disfunciones, enfermedades, conflictos, situaciones de dolor o sufrimiento, relaciones de amor o de odio, no importa, agradece a todo y a todos.
Lo siento, perdona, gracias, te amo.
Silencio.


Recuerda que todo lo hay en tu realidad está a tu favor (aunque parezca lo contrario) y la vida te lo muestra. Mírate de cuando en cuando en el espejo y pregunta: "...espejo, espejito, ¿tengo algo que todavía no acabo de aceptar o de amar sin condiciones, algo o alguien que no integro en mi sin juzgar?
Lo siento, perdona, gracias, te amo.