Estamos viendo, continuamente y cada vez más, que la sociedad inventa un día de...algo, para tomar conciencia de lo que hay a su alrededor (fuerte, no?).
Hace unos días fue el Día mundial contra el ruido, ese día nos pudimos quejar abiertamente de los ruidos que oímos cerca de nosotros y que sobrepasan los decibelios permitidos. Hasta aquí parece lógico, pero no somos conscientes de que estamos luchando contra molinos de viento creyendo que son gigantes.
El ruido que oímos y que nos molesta tanto está en nuestra mente, son nuestros pensamientos reiterativos y miedosos que nos perturban; no es que los del exterior no sean reales, lo son, pero nuestra ruidosa vibración mental los atraerá constantemente y aunque cambiemos de vivienda, mientras no acallemos nuestro ruido interno, iremos a parar cerca de los ruidos.
Por otro lado, hoy, primer domingo de mayo, le hemos puesto la etiqueta de Día de la madre. Hace unos años era el día 8 de diciembre: en la tradición cristiana, día de la Inmaculada; eso ya no “ligaba” mucho, pero, además, en el mes de diciembre y debido a las fiestas, hay ya bastante volumen de consumismo y negocio, así es que… lo cambiamos y ya está.
En este caso, lo menos bueno de todo esto es que se juega con los sentimientos de una gran cantidad de personas: las que aún creen que haciendo una llamadita o presentándose en casa de su madre con un regalito de lo que más se anuncia, ya “cumplirá” y se sentirá mejor, aunque después se olviden durante el resto del año; y, por otro lado, la duda de la madre en relación al “amor” de su hijo, que, desde luego, a comer bien, no hay duda de que sí viene. Permitidme poner algo de humor.
El Amor a la madre creo que no tendría que ser recordado en determinado día, es algo intrínseco en el ser humano todo el Amor a lo que representa el estado maternal, de donde nacemos.
Sin embargo, como todo tiene dos caras, quizás la conciencia de ese algo maternal y muy dormido se despierta en nosotros.
Nacemos de una madre, de una tierra en la que germinó la semilla del padre, por lo tanto, quizás sí podríamos aprovechar este día y cada día para dar gracias por la vida que nos dieron nuestros padres, ya que es obvio que sino no estaríamos aquí; somos el fruto de esa tierra y esa semilla, y, aunque nuestra mente pudiera juzgar sus acciones, no serviría de nada, los hechos están para aceptarlos y comprender su adecuación, lo demás es ir en contra de nosotros mismos, así es que lo que resulta más sanador y beneficioso es agradecer la vida y los cuidados que nos dieron, en este caso nuestra madre, esté en esta u otra dimensión.
Hemos pasado del autoritarismo de “honrar padre y madre” obligatoriamente, a comprar regalitos.
La reflexión de hoy es meditar sobre los arquetipos maternales (simbolizados en nuestra madre) que se nos presentan; agradecer e intentar comprender su mensaje, dejarnos gestar por un nuevo nivel de conciencia maternal, que, sin duda, dará paso a una nueva humanidad
Gracias a todas las madres, pero no solo hoy, siempre.
Hace unos días fue el Día mundial contra el ruido, ese día nos pudimos quejar abiertamente de los ruidos que oímos cerca de nosotros y que sobrepasan los decibelios permitidos. Hasta aquí parece lógico, pero no somos conscientes de que estamos luchando contra molinos de viento creyendo que son gigantes.
El ruido que oímos y que nos molesta tanto está en nuestra mente, son nuestros pensamientos reiterativos y miedosos que nos perturban; no es que los del exterior no sean reales, lo son, pero nuestra ruidosa vibración mental los atraerá constantemente y aunque cambiemos de vivienda, mientras no acallemos nuestro ruido interno, iremos a parar cerca de los ruidos.
Por otro lado, hoy, primer domingo de mayo, le hemos puesto la etiqueta de Día de la madre. Hace unos años era el día 8 de diciembre: en la tradición cristiana, día de la Inmaculada; eso ya no “ligaba” mucho, pero, además, en el mes de diciembre y debido a las fiestas, hay ya bastante volumen de consumismo y negocio, así es que… lo cambiamos y ya está.
En este caso, lo menos bueno de todo esto es que se juega con los sentimientos de una gran cantidad de personas: las que aún creen que haciendo una llamadita o presentándose en casa de su madre con un regalito de lo que más se anuncia, ya “cumplirá” y se sentirá mejor, aunque después se olviden durante el resto del año; y, por otro lado, la duda de la madre en relación al “amor” de su hijo, que, desde luego, a comer bien, no hay duda de que sí viene. Permitidme poner algo de humor.
El Amor a la madre creo que no tendría que ser recordado en determinado día, es algo intrínseco en el ser humano todo el Amor a lo que representa el estado maternal, de donde nacemos.
Sin embargo, como todo tiene dos caras, quizás la conciencia de ese algo maternal y muy dormido se despierta en nosotros.
Nacemos de una madre, de una tierra en la que germinó la semilla del padre, por lo tanto, quizás sí podríamos aprovechar este día y cada día para dar gracias por la vida que nos dieron nuestros padres, ya que es obvio que sino no estaríamos aquí; somos el fruto de esa tierra y esa semilla, y, aunque nuestra mente pudiera juzgar sus acciones, no serviría de nada, los hechos están para aceptarlos y comprender su adecuación, lo demás es ir en contra de nosotros mismos, así es que lo que resulta más sanador y beneficioso es agradecer la vida y los cuidados que nos dieron, en este caso nuestra madre, esté en esta u otra dimensión.
Hemos pasado del autoritarismo de “honrar padre y madre” obligatoriamente, a comprar regalitos.
La reflexión de hoy es meditar sobre los arquetipos maternales (simbolizados en nuestra madre) que se nos presentan; agradecer e intentar comprender su mensaje, dejarnos gestar por un nuevo nivel de conciencia maternal, que, sin duda, dará paso a una nueva humanidad
Gracias a todas las madres, pero no solo hoy, siempre.