LEER ENTRE LÍNEAS

Si no intentamos leer los libros sagrados literalmente, nos damos cuenta de que entre  líneas se encuentran metáforas y mensajes de luz hacia a la humanidad.

El libro del Génesis quizás nos puede ayudar a descifrar parte del sufrimiento humano. En él vemos cómo de una vida paradisíaca (Unidad, estado del alma), pasamos a un estado de separación hacia la manifestación concreta (la caída).
El alma percibe una sensación de pérdida y en ese instante surgen sentimientos que se imprimen en ella: el alma se  cree culpable de propiciar este cambio (sentimiento de culpa), porque además, las consecuencias, según se anuncia, son también para todas las generaciones venideras. El alma graba también un sentimiento de indignidad o no merecimiento de nada bueno por el hecho en sí y surge el temor a lo que pueda suceder.
1— culpabilidad
2— indignidad
3— miedo
Sentimientos básicos de los que se derivan muchos más, eso es lo que descubrimos impreso en el alma, sentimientos muy poderosos que están en todo ser humano y que se concretan de forma tangible en nuestro código genético .

El alma, al sentirse culpable, atrae (inconscientemente) continuamente castigos hacia sí, porque así cree que limpia la culpa; pero eso produce el efecto contrario, ya que refuerza la creencia en ella. La separación no ha existido nunca, pero sí la diferente frecuencia de onda en la que nos movemos dentro del Todo. Esa creencia en la separación es tan poderosa que ha generado en nosotros ese sentimiento de culpa, y, por consiguiente, la atracción del castigo que creemos merecer.
El sentimiento de indignidad o no merecimiento hace que siendo como somos, merecedores de todo lo bueno que la vida nos pueda ofrecer, cuando esto surge, lo dejamos pasar (¿que habrá que pagar?), o bien no lo reconocemos, no nos sentimos merecedores y, de esta forma, atraemos lo que creemos merecer.
De una vibración o estado pasamos a otro y surge el miedo a lo desconocido. El miedo nos paraliza y frena la posibilidad de una nueva y quizás mejor experiencia, nos limitamos. ¿Qué hacer?
Si una fuerte creencia ha determinado todo esto, deberemos ir al origen de ese archivo y cambiarla. No importa que esté impresa en nuestro ADN: éste es tangible y concreto, pero como todo lo tangible su origen es mental, intangible, es una idea en manifestación, pues vayamos a esa idea, cambiemos la forma de ver las cosas, instalemos un nuevo programa en nuestro genoma mental, la creencia absoluta y poderosa de:
1- la culpa es una fuerte creencia grabada desde el origen, pero no es real. Somos inocentes, pero para conseguir sentir esa inocencia en nosotros tenemos que verla en los demás
2- somos el Todo en manifestación, la partícula concreta de esa Onda Divina, por lo tanto merecedores de toda la Gracia solo por el hecho de existir. Eso también requiere que, para sentir que en verdad somos merecedores, veamos ese mérito en los demás tal como son.
3 - los cambios son buenos y necesarios. Dejamos de temerlos cuando sabemos lo que Somos y sabemos que los demás también Son. El perdón sincero a los demás nos lleva a nuestro propio perdón, nos sentimos seguros y confiamos.

Lo siento, perdona, gracias, te amo.

EJERCICIO PRÁCTICO
Busca tu aquí y ahora, reconócete inocente de toda culpa, ve la inocencia en los demás, reconócete merecedor de todo lo bueno y merecedores a los demás. 
No temas, practica el perdón hacia ti mismo y hacia todo el que creas que te ofende, haciendo un mantra de estas palabras, sin juzgar ni racionalizar:
Lo siento, perdona, gracias, te amo.
Silencio

Gracias por vuestra atención.