RESUMEN DE LA CONFERENCIA: “DESPERTAR HACIA UNA NUEVA CONCIENCIA”

Este es el resumen de la conferencia, ofrecida por JOSE Mª VILLAGRASA“DESPERTAR HACIA UNA NUEVA CONCIENCIA”

Toda la memoria genética que vamos heredando es lo que va conformando el ego, el cual tiene varios nombres, la máscara, el personaje, etc. Esta personalidad es la que oculta a nuestro verdadero Ser.

Los diversos cambios climáticos han sido causa principal de las diferentes formas de vivir humanas, en distintas épocas.
El cambio climático, más fuerte o más débil, ha sido constante en nuestro Planeta. En el siglo XVII hubo una pequeña glaciación que llevó, sobretodo a Europa, a la hambruna y la desolación, y de alguna forma provocó la necesidad del movimiento de la población. Hubo una gran emigración hacia América. Después, a mediados del XIX, el clima se volvió a suavizar. Siempre el clima ha sido el desencadenante de cambios en la humanidad.

Así llegamos a nuestros días, cuando este cambio se anuncia muy profundo, y, además, es agravado por el ser humano y por la proyección de su ego. El cambio hubiera venido igual, pero el gran ego del hombre, mirando solo sus intereses, lo convierte en mucho más profundo.
Estos cambios generan en nosotros gran cantidad de conflictos.

Hace unos 6.000 años, el clima era suave, la sociedad de entonces era capaz de compartir, era mucho más femenina (aunque sabemos que el ego femenino puede ser tremendamente destructivo, todo lo que tiene cara tiene dorso y cuanto más grande es la cara, más grande es el dorso): no había excesivo afán de liderazgo. El suave clima también ayudaba a que los seres humanos no se excedieran en su alimentación y fueran mas armónicos. Existían unas condiciones de vida muy buenas, fue la época de las pirámides, que, desde luego, no creemos que se construyeran con esfuerzo de esclavos, sino por el gran potencial mental de esa sociedad que tenía el poder de organizarse mejor, de mirar más hacia adentro de sí mismos, una civilización que difícilmente conectaba con el miedo y que entendía el tiempo.

Entendiendo el tiempo, no hay miedo a la muerte, que es el principal miedo. La muerte es un tránsito dentro de un proceso energético.
Nosotros vivimos una realidad en una frecuencia de onda que es la que nuestros sentidos pueden concretar, solo tenemos conciencia de determinada banda de la realidad, solo de la que somos capaces de percibir con nuestros sentidos, por eso tenemos que comprender que puedan existir otros sistemas o formas de vida que compartan este espacio/tiempo con nosotros, pero que no podemos percibir ya que forman parte de otra frecuencia. Nuestro cerebro solo puede decodificar una banda de frecuencia de onda determinada, igual que, por ejemplo, nuestro oído puede oír determinados sonidos que estén en determinada frecuencia, sabemos que existen sonidos por encima y por debajo de esa frecuencia pero no los podemos percibir.
Hay otras frecuencias más sutiles que sí podemos sentir y percibir en estados profundos de conciencia y que nos conectan al Ser, pudiendo despertarse intuiciones que nos puedan llevar a una nueva conciencia.
Para comprender esto podríamos preguntarnos: cuando dormimos, ¿donde esta nuestra conciencia?
Es curioso que busquemos la conciencia y estamos en ella, pero no somos conscientes.

Como decíamos, debido a una serie de cambios climáticos, es posible que la forma de vida de la Tierra cambiase y comenzasen las penalidades: apareció el frío, quizás por primera vez en esa civilización, posiblemente el cuerpo no estaba habituado, fueron desapareciendo especies y el ser humano tuvo serias dificultades de adaptación. Esto hizo que apareciera por primera vez la sensación de carencia, -no tengo algo-, -me falta algo-, y el ser humano comenzó a querer tener cosas, querer guardar cosas para poder suavizar esa sensación de carencia. En cuanto esta sensación la proyectó hacia afuera, apareció el miedo, se masificó el miedo, y ahora todos vivimos aterrorizados por el miedo, del cual se nutre nuestro ego, y de esta forma nos insta a poseer, justificando lo que queremos poseer y dándole la calificación de “necesario”. Nos lanzamos a comprar “Tierra”, porque necesitamos una casa que nos de protección y cobijo, aunque ahora quizás ya nos estemos repartiendo la Luna, creyendo que estamos solos en el Universo, porque nuestra ignorancia solo nos lleva a creer lo que vemos, sin tener en cuenta que en otras dimensiones y frecuencias pueden existir muchas otras civilizaciones, algunas quizás mucho más éticas que la nuestra.

Se cree que de las pocas civilizaciones egóicas que puedan quedar, la nuestra es una de ellas.
El ego ha hecho que se desarrollen tantos miedos en nosotros y tantas alteraciones de carácter que solo hemos pensado en nuestro propio beneficio, sin tener en cuenta, ni por un momento, a los otros reinos de la naturaleza (mineral, vegetal, animal), de los que tendríamos mucho que aprender, por su ética y coherencia.
Este planteamiento nos hace ver que si fuimos una civilización más armónica y coherente anteriormente, lo podemos volver a ser si nuestra mirada se dirige hacia “arriba” (es más fácil que mirar hacia abajo), ya que sabemos que existen en otra frecuencia esas civilizaciones mucho más éticas. Y si nosotros no formamos parte, es porque nuestra frecuencia de onda es mas egóica y densa, corresponde a la frecuencia del miedo.
Ya que lógicamente tenemos una conciencia superior a los animales, quizás tendríamos que utilizar la ética animal unida a la ética humana, convertirnos en verdaderos “seres humanos” y así hacer más pequeña nuestra existencia en el tiempo. Cuanto más alargamos el tiempo en la acción, más sobrevive el ego, cuando hablamos, cuando reímos, cuando estamos enamorados, el tiempo desaparece y el ego tiene pocas posibilidades.
El ego puede estar muy bien disfrazado, los que se ven más (poder, control, autosuficiencia), o los que quedan más escondidos (sumisión, victimismo). Observaremos que estos egos se atraen mutuamente ya que son dos caras de la misma moneda, y cada uno de ellos culpa al otro de sus conflictos
El ego no es capaz de vivir el presente, se alimenta de la culpa del ayer y de la preocupación por el mañana. El ser humano tiene la capacidad de estarse comiendo el coco permanentemente: cuando nos sentimos bien, buscamos algo para martirizarnos, nuestro miedo a sentirnos bien, hace que el ego busque lo contrario, viviendo esa constante dualidad, que por otra parte, (hasta que no integramos los opuestos), nos hace sentir “vivos”. Todas las guerras externas son reflejo de nuestra propia guerra interna, no culpemos a unos cuantos.

De una sociedad matriarcal, con las capacidades de amar, de comprender, de organizar, de cuidar, etc, donde se dejaba sentir la gran inteligencia emocional femenina, en el transcurso de esos 6.000 años hemos pasado a una sociedad competitiva, agresiva, sumamente machista; actitudes en este momento, no solo de los hombres, sino también de las mujeres, ya que se han querido “igualar” a los hombres, cosa imposible, por cierto. El hombre y la mujer no son llamados a igualarse, sino a complementarse, y así crear, a todos niveles. La sociedad necesita recuperar esas numerosas “autopistas” de inteligencia emocional femenina para adquirir una nueva conciencia de frecuencia más elevada, ante las poquísimas carreteras secundarias en las que nos movemos ahora y que nos ofrece la inteligencia emocional masculina. La condición femenina y masculina deben complementarse y crear y desarrollar una mejor vida, lograr estar mejor comprendiendo el tiempo.

Como ya sabemos, todo yin acaba en yang, y todo yang en yin, y ahora hemos llegado a un punto en que nuestro ego, o bien nos hace desaparecer como especie, o somos capaces de darnos cuenta y conectar con esa parte de Ser que hay en nosotros, cosa posible pero no muy fácil, cuando hombres y mujeres nos hemos creído propietarios de la Tierra y con ansia de control sobre la Naturaleza. Hemos ido heredando toda esta idea falsa y nos la hemos creído como si de la Verdad auténtica se tratase.
Tenemos que ser conscientes de que es la hora del cambio y de que no hay vuelta atrás, ¿Qué podemos hacer?
Tener la capacidad de ser libres en nuestro tiempo, disponer de él libremente, trabajar en lo que nos guste, ya que nos damos cuenta de que aunque creemos que hacemos mil cosas, realmente no hacemos absolutamente nada, simplemente hacemos un vacío en el tiempo para crear información y esta información es a partir de nuestros impulsos emocionales, lo que sentimos es lo único que vale y… ¿cuántas veces sentimos?, porque cuando sentimos, (te quiero), nuestro ego nos dice –no es posible- y cuando no sentimos (no te quiero), nos dice -no es posible-, con el ego no se puede luchar, pero si lo podemos conocer y darnos cuenta de hacia donde nos lleva y desde luego, siempre es hacia una película  terrorífica.
Tendríamos que saber gestionar nuestro tiempo adecuadamente. Si nos dedicamos a hacer lo que verdaderamente nos gusta, podremos neutralizar al ego en un porcentaje bastante alto, sentiremos un bienestar interior que nos cohesiona a esa parte femenina, conectaremos con esa línea maternal de elevada vibración.

Somos seres que recibimos información a partir del agua, el agua constituye gran parte de nuestro sistema y nos da mucha información, somos guardianes del agua.
Desde la concepción nos movemos en agua y al nacer, la alimentación es a partir de liquido (leche materna), la mujer sigue transmitiendo información a través de la lactancia, esa parte femenina y sabia esta en todos pidiendo salir a la superficie complementándose (no compitiendo) con la masculina.
Si hacemos lo que nos gusta, estaremos satisfechos con nosotros mismos y atraeremos a personas satisfechas de ellas mismas y al contrario. Siempre atraemos personas de vibración similar, con lo cual aumenta o disminuye nuestro bienestar.

Observemos lo que oímos o creemos, el poder se vale de nuestro miedo e ignorancia para incrementar sus intereses de toda índole. No tomemos partido salvando o culpabilizando a alguna de las partes, no imaginemos de antemano el porqué o el cómo de las cosas, así el ego se quedará sin recursos.
Esto se puede concretar con tres premisas:
No mentir, no juzgar, no criticar. Esas son funciones del ego, si verdaderamente pasa algo importante, “todos” (el Ser) estamos ahí.

Otro papel que interpreta el ego es el de querer salvar a los demás, tanto en plan individual, como colectivo (muchas ongs). Deberíamos observar los beneficios que recibimos o esperamos recibir por esas acciones, ahí está el ego escondido. Lo mejor para ayudar a alguien o cambiar algo es la coherencia con nosotros mismos, mostrarnos tal como somos, predicar con el ejemplo. ¿Cómo podemos criticar o juzgar algo si nosotros no lo experimentamos o sentimos, si no creamos esa ayuda o ese cambio dentro de nosotros? Se aprende a partir de la mimética, las palabras esconden en muchos casos la incoherencia y los demás reciben esa vibración.

El ego también es causa de enfermedades. Cuanto más ego tiene una persona, más enfermedades físicas desarrolla. En relación a ello, nos podría servir contestar sinceramente a estas preguntas:
¿Por qué aparece justo ahora?
¿Qué existe en mi vida en éste momento que me enferma?
¿Qué me están diciendo estos síntomas acerca de mi forma de vida, de mi mismo y de mi forma de alimentarme? ¿Está debilitado mi sistema inmune?
¿Estoy haciendo lo suficiente para mantener el equilibrio en mi vida?
¿Son mis hábitos el resultado de una conducta autodestructiva? ¿Me aprecio a mi mismo?
¿Qué función cumple la parte afectada de mi mismo? ¿Cuál es la correspondencia entre esa función y los otros niveles de mi existencia?
Ejemplo: si padezco una neumonía, ¿qué me impide respirar libremente? ¿qué existe en mi vida que me asfixia o me corta la respiración?
Si es diabetes: ¿está mi cuerpo compensando la falta de dulzura en mi vida?
Y por último nos preguntamos: ¿Cuáles son las ganancias secundarias que obtengo de esta enfermedad?

No podemos luchar en contra del ego, pero sí neutralizarlo e integrarlo siendo conscientes de cómo vivimos y de cómo somos y siendo coherentes con nosotros mismos, eso es lo mejor que podemos transmitir y, así, ir despertando a una nueva conciencia.
Muchas gracias por vuestra atención.