LA AUTOCONFIANZA Y LA CONFIANZA

Os proponemos observar estos dos conceptos que aparentemente sugieren lo mismo.

La autoconfianza es la confianza en uno mismo.
Socialmente se valora mucho esta cualidad personal, así como la capacidad de poder resolver situaciones comprometidas a través del esfuerzo humano. Se dice que una gran mayoría de jóvenes no tienen ahora este hábito de esfuerzo en el logro de sus objetivos, porque es una generación a la que, en general, se le ha dado todo hecho; esa es una lucha constante desde los centros de enseñanza: instaurar en los adolescentes y jóvenes el hábito de la cultura del esfuerzo, para así conseguir la meta prevista.

¿Será quizás que las nuevas generaciones, como más evolucionadas, sienten que no es por ahí?

Como siempre, en nuestro camino evolutivo, se nos presentan infinitas posibilidades de acción, pero claramente observamos dos opciones principales, ¿desde cuál decidimos?

Si quizás todavía somos inseguros, no nos conocemos, no nos aceptamos, y, por lo tanto, tampoco nos amamos a nosotros mismos tal como somos, la opción de fomentar la autoconfianza, la autoestima, la valoración personal, la capacidad de esfuerzo por conseguir objetivos, sería muy válida en este momento, ya que necesitamos “todavía” experimentar desde ese punto. Desde esta opción, valoramos todo nuestro esfuerzo personal creyendo que podemos conseguir lo que queramos desde el nivel humano y eso nos da satisfacción y “buen rollo”; lo menos bueno es que no podemos bajar la guardia, nuestro esfuerzo y gasto energético para mantener ese tono es inmenso y cada vez necesitamos esforzarnos más y más, con la consiguiente frustración si no conseguimos lo esperado después de tanto esfuerzo; esa es la opción del ego, creer que lo podemos “todo” desde el nivel personal.
Pero eso no es malo, seguramente tenemos que apegarnos plenamente a ese esfuerzo personal, al esfuerzo y a la autoconfianza para descubrir más tarde que no era necesario, que existe otra opción mucho más fácil y más auténtica, y que, además, no nos lleva a la frustración, sino al gozo de saber que siempre estamos haciendo, decidiendo y viviendo lo adecuado, naturalmente, independientemente de si nos gusta o no. Esa es la opción del mínimo esfuerzo, de la Entrega, de la Confianza.

Confianza ¿en qué? En lo que Somos, en el Ser auténtico.
Desde ahí, todo es muy fácil, pero no nos equivoquemos, no es una opción pasiva ni conformista, es desarrollar la acción con la Confianza Plena en el Ser.
Cuando desarrollamos la autoconfianza, nos separamos más de la Unidad, es una opción egoica y prepotente, es una falsa ilusión, aunque necesaria en algún tramo del camino.
Cuando practicamos la Confianza, nos dejamos guiar por el Ser Esencial que todos Somos, nos entregamos y sabemos que lo que la Vida nos trae es la mejor experiencia a vivir, sea la que sea. No es dejar de actuar, es actuar desde otra vibración, no desde la autoconfianza personal, sino desde la Confianza Universal.
Quizás, siguiendo la propia evolución celular hacia la Unidad, las nuevas generaciones intuyan todo esto, que seguramente ya existe en otro nivel aunque todavía no sea real, y se resistan a dedicar tanto esfuerzo a la consecución de sus objetivos. Los jóvenes no dejan de darnos mensajes, pero nuestras viejas creencias y temores no nos permiten tenerlos en cuenta y los enfocamos constantemente hacia la competición y hacia profesiones que, sobre todo, “tengan salida”, con el mensaje implícito, -sino, no eres nada-, ¿nos extraña su conducta?
Si nosotros mismos no hemos tomado conciencia de lo que Somos, naturalmente no los podemos guiar. Sin embargo, ellos confían en nosotros, aunque aparenten lo contrario.

Como dijo Jesús, -no se pueden servir a dos amos a la vez- ¿por cuál nos decidimos?
Por la antigua creencia (“ganaras el pan con el sudor de tu frente”), autoconfianza, esfuerzo, prepotencia, ego…o por la Confianza en lo que Somos, en esa Fuerza que nos guía a tomar siempre las mejores decisiones para el Bien común.

Un primer punto sería creer en lo que Es y que todos Somos, estar alerta y dejarnos guiar sin esfuerzo. Confiar y ponernos a favor de la corriente sin resistencias racionales.
El día en que nosotros logremos Confiar Plenamente en nuestra parte Sabia e Intuitiva, podremos transmitirlo y nuestros jóvenes no estarán tan confusos ni se sentirán tan presionados por nuestros propios miedos. Ellos están ya a punto (evolución celular) de la Comprensión, solo falta que se sientan arropados por nosotros y desarrollen su gran potencial Intuitivo, estimulando sus grandes talentos individuales compartiendo sin competir.
CONFIA, CONFIA, NO DEJES DE CONFIAR.