LA CLAVE ES EL AMOR - 3ª PARTE

Resumen de la sesión de trabajo del pasado lunes 24 de noviembre de 2008.

¿Qué dependencias nos atrapan? En un nivel inferior de conciencia dependemos de cualquier cosa que creemos que nos puede dar seguridad, sensaciones o poder (como un niño pequeño). Nuestras vibraciones todavía responden a la programación de inseguridad y miedo ancestral, y por mucha seguridad, sensaciones, o poder que tengamos, no nos sentimos satisfechos, nunca es suficiente.

Moviéndonos en esos niveles, nos podemos sentir inseguros: tanto por no tener nada, como por tener mucho, ya que en este caso, tememos perderlo. Este nivel de conciencia hace también que veamos a los demás como amenazas a nuestra seguridad. Constantemente, nos aferramos a algo que creemos que nos protege y nos da felicidad, y así dependemos de ello, pero la inseguridad no desaparece. Este proceder nos fue necesario en algún momento de nuestra evolución, ahora ese momento ya pasó, pero en nuestro cerebro todavía queda esa programación de inseguridad y miedo que nos hace reaccionar de forma muy primaria, corresponde a la vibración del chakra base.
Si queremos saber si hay miedo en el mundo, observemos la cantidad de entidades aseguradoras que se nutren de nuestro miedo.

La dependencia de las sensaciones (energía del 2º chakra) también nos juega malas pasadas. Cuando creemos tener “asegurada” toda nuestra vida y nos relajamos un poco en ese sentido, comenzamos a adquirir nuevas dependencias, ahora del mundo de las sensaciones. Las que en general más predominan son las dependencias de sexo, alcohol, drogas, riesgo, etc. (observemos también la oferta que existe); aquí la vibración es algo más elevada, pero sigue correspondiendo a vibraciones inferiores que nos llevan a la infelicidad. Así como la dependencia de la seguridad es plenamente individual, en las sensaciones ya buscamos la relación con algo o alguien, aunque seguimos con la creencia de que sin “lo que sea”, seremos desgraciados. De esta forma, dependemos de algo que nos de buenas sensaciones, ya sea sexo, comida, bebida, sustancias… o quizás la dependencia es de algo más “elevado” y no somos conscientes, porque aquello lo consideramos “bueno”. No hay dependencias mejores que otras, todo de lo que dependemos como algo indispensable, se apodera de nosotros. En esta vibración, la relación con los demás es de sujeto-objeto, solo buscamos satisfacernos a nosotros mismos y, además, comparamos continuamente los placeres de ayer con los de hoy, estamos a la búsqueda de continuas sensaciones de las que nos hacemos “adictos”, porque si no…, nos “aburrimos”.

Con la conciencia en el 3r chakra, tenemos la creencia de que el poder y el prestigio social, la cultura, los bienes materiales, una espléndida casa, un coche último modelo, el estar siempre en el primer lugar, etc, nos dará la felicidad. Gastamos gran cantidad de energía en mantener el poder y control sobre los demás, nos relacionamos con más personas, pero la relación sigue siendo sujeto-objeto, nuestro objetivo es nutrirnos de la seguridad, el placer y el poder que nos proporciona el creernos más que los demás. Aquí el ego se lo pasa en grande.
Ese poder a veces esta disfrazado de “querer el bien de los demás” y podemos observarlo en cualquier rol social: el poder del jefe que lo hace todo por el “bien” de sus empleados, el poder del rol de “victima indefensa” sobre su salvador, o el del salvador sobre su victima, gritar (imponerse) o hablar muy bajo (captar atención), la madre con hijos adultos en casa y aparentemente “sacrificada” pero que realmente no quiere delegar ni perder el mando, también el dinero o el sexo como fuentes de poder, etc.

Naturalmente, todo esto son casos extremos en los que creemos que nuestra felicidad depende de ello, hasta que nos damos cuenta de que la causa del sufrimiento no es el tener más o menos seguridad, sensaciones o poder, la causa de esta infelicidad es la dependencia adictiva a todo ello.
Podremos disfrutar mucho más de todo en la vida cuando lo experimentemos desde un nivel más elevado de conciencia, cuando seamos libres de elegir, cuando cambiemos nuestra programación antigua, cuando aprendamos a amar.

Práctica de autoconocimiento.
Me observo con sinceridad y tomo conciencia de lo que hay en mi vida o en mi modo de actuar que me mantiene sujeto/a a la conciencia inferior, ¿dependo de algo externo que creo que me da seguridad?… ¿siento adicción por alguna clase de sensación?... ¿tengo tanto apego al poder, más o menos disfrazado, al prestigio social o cultural, al control o manipulación, que me cuesta delegar y abrirme a los demás?... solo tomo conciencia…me conozco…sin juicios.