LA CLAVE ES EL AMOR - 2ª PARTE

Resumen de la sesión de trabajo del pasado lunes 17 de noviembre de 2008.

Desde estos niveles bajos de conciencia, al principio de nuestro camino, culpamos a los demás (personas o situaciones), de todo nuestro sufrimiento. Pero sabemos que la conexión espiritual siempre sigue en nosotros y, poco a poco, nos damos cuenta de que es nuestra programación la que nos lleva hacia la separación y nos hace vivir en continuo estrés, preocupación y ansiedad, además de hacernos ver a los otros como enemigos cuando éstos no se ajustan al modelo esperado. Pero “algo” nos dice que miremos en otra dirección ¿quizás hacia adentro?

Debemos autoconocernos y darnos cuenta de que si nuestra programación individual (adquirida desde que nacemos), que va unida a la del colectivo humano (heredada por toda la humanidad desde siempre y necesaria en algún momento de nuestra evolución), nos han llevado a la separación y al sufrimiento, en el punto evolutivo en el que hoy nos encontramos somos conscientes de que debemos cambiar esa programación por otra que se base en el amor sin condiciones:"pues eso no me ayuda ya, ni a ti ni a mi" , y que haga que nuestras respuestas nos lleven a la unidad y a la integración de toda dualidad.

El cambio de esta programación en nosotros podría hacer que las próximas generaciones nacieran ya con esa respuesta automática hacia el Amor y la Felicidad. Quizás alguien podría decir: , pero eso no sería cierto. Todos tenemos la libertad de decidir reaccionar o crear respuestas; si seguimos reaccionando igual a situaciones similares, estamos siempre en el mismo lugar, a sabiendas del sufrimiento que sentimos y que generamos, como el hámster dando vueltas en su rueda.

Es la hora del cambio. Si los que somos conscientes, decidimos dar un paso evolutivo hacia una nueva conciencia de Amor y de Unidad, quizás se forme una gran masa crítica que ayude a los más indecisos, ya que todo es un gran campo unificado de conciencia.
Aquí y ahora tenemos la responsabilidad de escoger la buena semilla y plantarla en nuestro corazón para que al germinar en nosotros, se instale ya de forma automática en las generaciones venideras. La base del trabajo es conocernos, “mirar” cómo son nuestras respuestas programadas automáticas y darnos cuenta de que todas responden a algún tipo de deseo o dependencia, que no nos deja ser libres ni vivir y, en consecuencia, aceptar el aquí y ahora de nuestra vida.
La vida es el mejor maestro, pues siempre nos pone en situaciones de aprendizaje, que nos son necesarias para nuestro crecimiento. La programación que más necesitamos cambiar nos pone en situaciones vitales que nos hacen tomar conciencia del trabajo a realizar. La clave: aprender a amar de forma incondicional, comenzando por nosotros mismos. “Ama al prójimo como a ti mismo”, esa es la clave.

Práctica de autoconocimiento:
Decido autoconocerme sin justificaciones. Me miro, me observo… ¿me acepto tal como soy?. Decido aprender a aceptarme y a amarme tal como soy aquí y ahora, y así más tarde poder proyectar ese amor hacia los demás.

Nos cuesta saber amar de forma incondicional. Tenemos la creencia muy arraigada (sobre todo en la tradición judeocristiana) de que el amor hay que “ganárselo” y que no somos “dignos” ni “merecedores” de amor si no cumplimos determinados requisitos, y esto nos lo aplicamos a nosotros mismos y, por supuesto, a los demás.
En primer lugar debemos aprender a amarnos a nosotros mismos tal como somos aquí y ahora, en este instante y sin juicios, pero nos decimos:"debo cambiar en esto o aquello, y, cuando cambie, me aceptaré y me amaré" . Así, estamos siempre queriendo algo que en este instante no somos o no tenemos, y no queriendo lo que ahora somos o tenemos, y la vida, que siempre nos da lo que pedimos, nos mantiene en ese constante “querer ser o tener”.
El primer paso para el cambio es aceptarnos en este instante, como el que acepta sin condiciones a un niño muy querido que todavía esta aprendiendo. Al mirarnos amorosamente, comprenderemos y amaremos a los demás, sin fijarnos exclusivamente en lo que hacen, sino sintiendo que en Esencia todos somos Uno, la misma Energía Esencial con diferentes formas, y esta diversidad es la que nos enriquece, ya que todo sigue un Plan perfecto, aunque nuestra visión limitada nos haga creer lo contrario. Sin embargo, sabemos que solo aprendemos experimentando, pues, iniciemos ese camino, practiquemos el Amor incondicional, decidámoslo.
El segundo paso es la aceptación emocional instantánea del aquí y ahora de nuestra vida. Decidamos aceptar lo previamente inaceptable, pongámonos las antenas, y…
Tercer paso: observémonos en cada uno de estos pasos que damos, porque si dejamos que nuestras emociones (basadas en la antigua programación) se desencadenen sin ningún control, sería como caer en el pozo más profundo. Estas emociones desenfrenadas responden a “grabaciones” de cómo creemos que debería ser el mundo que nos rodea, para que satisfaga nuestros deseos. Creemos que nuestra felicidad depende de algo externo y esa creencia no nos deja ser libres.
Práctica de autoconocimiento
Observo a mi niño/a interior, le miro a los ojos y dejo que me hable, le escucho…. Ahora lo estrecho entre mis brazos, lo acuno, le envío sentimientos amorosos,… No temas, expresa tus sentimientos, date permiso para expresar tu dolor, o tu tristeza, o tu alegría, o tu gozo,… No temas, siente mi amor, confía, entrégate a tu Ser Esencial, confía…