CHAKRA CORONARIO

Resumen de la sesión de trabajo del pasado lunes 10.03.08

El séptimo chakra, el coronario, como su nombre indica esta situado en la coronilla, corresponde a la glándula pituitaria (hipófisis). Se abre hacia arriba para recibir la energía cósmica, este chakra es el último en abrirse, su energía es la que vibra a mayor frecuencia y se asocia al crecimiento espiritual. Su color es blanco, con violetas y amarillos.

Observamos que en nuestro recorrido evolutivo hacia los centros superiores, pasamos de forma natural por diversas fases.
Mientras nuestra conciencia está en los tres centros inferiores, somos como un corcho en el agua, víctima de la corriente. Lentamente, en el despertar de nuestra conciencia, comenzamos a habitar más y más en el centro del amor y de la abundancia, aceptamos entonces nuestra responsabilidad en el desarrollo de nuestra vida cotidiana, surge en nosotros una mayor percepción de nuestros pensamientos y nuestros actos. Poco a poco, nuestra conciencia se eleva hasta el sexto chakra, nos observamos desde el centro de la conciencia consciente. El centro de la conciencia consciente es un centro de una elevada energía, pero sigue existiendo dualidad.
Cuando, por último, después de infinitas experiencias vividas, el ser humano retorna a su origen, se abre el séptimo chakra, el de la conciencia cósmica. Se experimenta la Unidad, nos vemos Uno con todo y con todos. En este centro ya no hay separación, la experiencia se hace una con la conciencia, ya no experimentamos seguridad, sensación, poder, amor o abundancia: Somos seguridad, sensación, poder, amor o abundancia.

Al final de este viaje uno se ha convertido en un “ser divino” (siempre lo hemos sido, pero no teníamos conciencia de ello) y nos damos cuenta de la importancia del servicio a los “demás”, ya que, como no hay “otros”, todo se experimenta desde el “nosotros”.
No es fácil alcanzar este centro, se dice que de los millones de seres que hay en el mundo, quizás alguno se encuentre claramente en este centro, para ello es necesario un determinado estilo de vida, que se va adquiriendo a través de intenso trabajo en el crecimiento de la conciencia, pero no importa, si sabemos y creemos que nuestro destino es ese.
Si creemos y confiamos que estamos haciendo el camino de retorno, no tengamos prisa en llegar, lo que importa es dar el paso seguro en esa dirección.

Si nos observamos desde los centros de los que tengamos conciencia, sin rechazo de nuestros centros inferiores, con plena integración de éstos, como necesarios en nuestra vida, tendremos cada vez más conciencia de los centros del Amor y de la Abundancia.
Con nuestra conciencia instalada cada vez más tiempo en esos centros, aunque a veces descubramos todavía en nosotros programaciones emocionales adictivas, nuestra vida ya puede ser verdaderamente gozosa.
Es importante conocer el centro de la conciencia cósmica, pero no dejemos que se convierta en una adicción. Si trabajamos para que nuestra conciencia resida más tiempo en los centros cuarto, quinto o sexto, nuestra energía y la de nuestro entorno ya experimentarán un gran cambio hacia la paz interior, que aquí y ahora nos resultará suficiente.