CHAKRA SACRO

Resumen de la sesión de trabajo iniciada el pasado lunes 04/02/08.

Este centro de energía es el segundo en la escala vibratoria de los tres inferiores o de la “infelicidad”.
Este chakra se sitúa en la zona del pubis/sacro, y es el equivalente en el cuerpo físico/denso a las gónadas (glándulas sexuales, ovarios y testículos).
Además del aparato reproductor, energetiza la vejiga urinaria y las piernas. Su color es el naranja. Es el encargado de la reproducción de la especie humana, por medio de la sexualidad de una forma natural, ya que la represión sexual o su opuesto, el abuso exagerado como consecuencia de dicha represión, llevan a un desequilibrio de este chakra. El sexo es un instinto de unión a nivel muy básico de nuestra evolución.

Después de que el chakra base o raíz nos mueva a ocuparnos de la supervivencia individualista, la energía del chakra sacro nos mueve a gustar los placeres de los sentidos, sexo, comida, música… En la búsqueda de estas sensaciones, nos relacionamos con más personas o situaciones que nos llevan a dar y recibir más información.
Esta energía de reproducción nos mueve a relacionarnos, aunque en el nivel más egóico: vemos al otro como sujeto/objeto. Pero ya es un nivel de vibración más alto que el individualismo del chakra raíz.

Sin embargo, la búsqueda de las sensaciones puede hacernos dependientes y hacernos creer que “nunca es suficiente”, y así buscamos cada vez sensaciones más fuertes y que se superen constantemente. Todo esto hace que este chakra esté hiperactivado en detrimento de la energía de los otros chakras y que no vivamos la sensación aquí y ahora tal como es, sino que comparemos constantemente, sin vivir el presente de la autentica entrega a lo que es.

Al miedo a no tener suficiente seguridad, añadimos el miedo a no tener suficiente sensación, creyendo que nuestra felicidad depende de que tengamos más dinero o más placer. Además, establecemos juicios, creemos que disfrutar de una cosa es mejor que disfrutar de otra.
Podemos ser “adictos” a oír buena música o a alguna práctica espiritual, creyendo que eso es “diferente”, pero si creemos que de ello depende nuestra felicidad, ya no somos libres.