Resumen de la sesión de trabajo iniciada el pasado lunes 28/01/08.
El chakra base o raíz se localiza a la altura del coxis. Intentaremos establecer la relación de la actividad de este centro con el nivel de conciencia en que nos movemos.
Cuando nacemos, este chakra es el que nos energetiza y conecta a la vida, a la tierra, el que hace que nos ocupemos de las necesidades mas básicas, como comer y dormir. Corresponde a la voluntad, a la supervivencia, al instinto animal, al individualismo, a la seguridad,…, su color es el rojo. De entre los siete chakras mayores es el que vibra más bajo, y se corresponde, en el cuerpo físico/denso, con las glándulas suprarrenales, rige los riñones y la energía más vital. Es, junto a los otros dos que le siguen, uno de los tres centros de la conciencia inferior, también llamados de la “infelicidad”.
Desarrollamos este centro cuando el ser humano necesitaba activar esta energía al máximo para subsistir, necesitaba estar alerta y tener un mecanismo instantáneo y eficaz para sobrevivir, es por ejemplo el “lucha o huye” de la selva.
En esa etapa se desarrolla el miedo a no subsistir, a no tener “suficiente”, cosa muy lógica en ese momento de nuestra evolución. Lo que sucede es que ese sentimiento de miedo se nos ha quedado tan arraigado que ha desarrollado en nosotros una programación de alarma, que en el tiempo que vivimos ya no sería necesaria, pero seguimos reaccionando con ese miedo que nos hace luchar o huir. Desde este nivel de conciencia hay separación, vemos a los demás como enemigos potenciales. Vivimos una batalla continua para obtener “suficiente” del mundo, con la finalidad de sentirnos “seguros”.
Todos los centros son adecuados en nuestra escala evolutiva, no hay uno mejor que el otro. Cuando vamos siendo conscientes de nosotros mismos, vamos desarrollando nuestro nivel de conciencia. Nos damos cuenta de que toda situación exterior desencadena una programación antigua que está en nosotros, en este caso, una programación que nos hace adictos a la seguridad y refuerza el miedo: miedo a no tener algo, miedo a no tener suficiente de algo o miedo a perder ese algo. En este punto perdemos mucha energía y aunque durmamos doce horas al día, seguimos cansados.
Pero todo es adecuado y cuando somos conscientes de esto formamos la base para dar otro paso en esa escala evolutiva.
El chakra base o raíz se localiza a la altura del coxis. Intentaremos establecer la relación de la actividad de este centro con el nivel de conciencia en que nos movemos.
Cuando nacemos, este chakra es el que nos energetiza y conecta a la vida, a la tierra, el que hace que nos ocupemos de las necesidades mas básicas, como comer y dormir. Corresponde a la voluntad, a la supervivencia, al instinto animal, al individualismo, a la seguridad,…, su color es el rojo. De entre los siete chakras mayores es el que vibra más bajo, y se corresponde, en el cuerpo físico/denso, con las glándulas suprarrenales, rige los riñones y la energía más vital. Es, junto a los otros dos que le siguen, uno de los tres centros de la conciencia inferior, también llamados de la “infelicidad”.
Desarrollamos este centro cuando el ser humano necesitaba activar esta energía al máximo para subsistir, necesitaba estar alerta y tener un mecanismo instantáneo y eficaz para sobrevivir, es por ejemplo el “lucha o huye” de la selva.
En esa etapa se desarrolla el miedo a no subsistir, a no tener “suficiente”, cosa muy lógica en ese momento de nuestra evolución. Lo que sucede es que ese sentimiento de miedo se nos ha quedado tan arraigado que ha desarrollado en nosotros una programación de alarma, que en el tiempo que vivimos ya no sería necesaria, pero seguimos reaccionando con ese miedo que nos hace luchar o huir. Desde este nivel de conciencia hay separación, vemos a los demás como enemigos potenciales. Vivimos una batalla continua para obtener “suficiente” del mundo, con la finalidad de sentirnos “seguros”.
Todos los centros son adecuados en nuestra escala evolutiva, no hay uno mejor que el otro. Cuando vamos siendo conscientes de nosotros mismos, vamos desarrollando nuestro nivel de conciencia. Nos damos cuenta de que toda situación exterior desencadena una programación antigua que está en nosotros, en este caso, una programación que nos hace adictos a la seguridad y refuerza el miedo: miedo a no tener algo, miedo a no tener suficiente de algo o miedo a perder ese algo. En este punto perdemos mucha energía y aunque durmamos doce horas al día, seguimos cansados.
Pero todo es adecuado y cuando somos conscientes de esto formamos la base para dar otro paso en esa escala evolutiva.